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EL ROMANTICISMO Y SU EXPRESIÓN PICTÓRICA. ESQUEMAS Y VÍDEOS.


OBRA COMENTADA: LA LIBERTAD GUIANDO AL PUEBLO. E. DELACROIX.

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La libertad guiando al pueblo. Óleo sobre lienzo. E. Delacroix, 1830.
 Museo: Museo Nacional del Louvre
Características: 260 x 325 cm.
Estilo: Romanticismo Francés


    Una obra de arte que no sea capaz de despertar en nosotros una emoción no merece llamarse así. Si bien es cierto que la belleza ha sido caracterizada, o como ha sucedido en muchos casos: restringida y hasta coartada, no ocurre lo mismo con la emoción. Aquí entramos a un universo muy distinto, en el cual es nuestra propia historia y nuestra psique las que juegan el papel determinante. La emoción es la materia prima que permite construir las más grandes hazañas y los actos más viles en el ser humano. Aquel que no es capaz de emocionarse por nada es porque se ha convertido en una máquina o en un vegetal y ha dejado de ser una persona.
   En el caso de la contemplación artística, el poder experimentar una, o varias emociones a través de la observación de una obra de arte, sea pictórica, espacial, musical, etc. es una facultad tan humana como la razón y además no está en pugna contra esta última. Razón y emoción no tienen por qué ser antagonistas en el ámbito artístico, aunque como siempre ocurre hay excepciones.
   Los artistas románticos empleaban la emoción como su estandarte, como la bandera que esgrimieron en contra de la primacía absoluta de los postulados de la razón en el ámbito artístico. Contra el academicismo de las normas opusieron la libertad creativa, contra la dictadura de la temática heroica y pomposa opusieron el exotismo y lo primitivo. En política eran revolucionarios y nacionalistas, opuestos a la monarquía ilustrada y a la aristocracia. La revolución y la república eran sus ideales, pero en ningún caso se presentaron como radicales nihilistas, carentes de sentido histórico o apóstatas de los cambios sociales. En todo caso, muchos de ellos se mostraron cercanos o francamente partidarios a las premisas de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, síntesis de la revolución francesa y el cambio del orden establecido.
   Entre los artistas románticos encontramos a algunos de los más destacados creadores de todas las épocas como Chopin, Brahms o Lizst en la música; Goethe, Schiller, Bécquer, Leopardi, Victor Hugo o Byron en la literatura y poesía o filósofos como Schopenhauer y Nietzsche. En el ámbito de las artes plásticas hay figuras cimeras como Géricault, Friedrich, Gainsborough, Turner y sobre todo al artista francés del cual comentaremos una de sus obras: Eugéne Delacroix.
   Nacido en 1798 en Saint-Maurice en el departamento del Sena, Delacroix se dejó influir por Géricault, a quien admiraba por su libertad creativa. Tras un viaje a Inglaterra se decantó definitivamente por las ideas románticas y se constituyó en el creador de una nueva expresión artística que se oponía radicalmente al academicismo y sus representantes más destacados, sobre todo a David e Ingres. Genial colorista, su obra oscila entre la temática exótica, sobre todo los temas que pudo contemplar y estudiar en el norte de África, y los temas históricos. Políticamente se vio comprometido en contra de la reinstauración borbónica después del fin del período napoleónico y participó como observador, mas no como partícipe (era miembro de la Guardia Republicana) en los sucesos de la revolución del 28 de julio de 1830, en la cual las calles de París se convirtieron en campo de batalla entre la población que se levantó contra Carlos X, quien suprimió la libertad de prensa y suprimió la Cámara de los Diputados y las fuerzas gubernamentales. El resultado de esta insurrección fue la deposición del soberano borbón y la instauración de Luis Felipe de Orleans como nuevo gobernante.
   La “Libertad guiando al Pueblo” es el homenaje que Delacroix dedicó a los insurrectos de París y presenta una escena la vez histórica y alegórica en la cual por primera vez, la historia contemporánea de Francia se incorpora a la representación pictórica romántica. La tela es de grandes dimensiones (260 X 325 cm.) y actualmente se encuentra en el Museo del Louvre.
   La composición sigue la clásica estructura piramidal, pero este patrón se ve parcialmente disuelto por el dinamismo de las figuras que, como en una danza libre, se desenvuelven en el escenario de la calle y la barricada que están saturados del humo de las explosiones y los incendios. El colorido en general es brillante, intenso y dramático. La figura de una joven y hermosa mujer que encarna a la libertad y arenga a la gente preside la escena; va ataviada con el gorro frigio de la República y su vestimenta desgarrada deja su pecho al descubierto; su brazo derecho enarbola la bandera tricolor y el izquierdo un fusil con la bayoneta calada y camina sobre los restos de una barricada mientras el pueblo enardecido la va siguiendo. La desolación es grande, ya que en primer término se pueden contemplar a los heridos y los cadáveres de los que han caído en el levantamiento. Junto a ella se presenta un hombre joven, ataviado con un sombrero de copa y levita, símbolo de la burguesía parisina, que es un autorretrato del propio pintor y sostiene un fusil con ambas manos mientras mira con intensidad y resolución a la mujer. Detrás de esta figura se puede ver a un hombre del pueblo que lleva una espada. A la derecha del cuadro y junto a la libertad se ve a un muchacho que es casi un niño, sosteniendo dos pistolas con ambas manos y mirando con desafío hacia adelante. Según parece, años más tarde este muchacho inspiró a Victor Hugo el personaje de Gavroche, el niño que muere heroicamente en las barricadas de 1848, en su novela Los Miserables, publicada en 1862.
    La “Libertad guiando al Pueblo” fue presentada en el Salón de 1831 y causó un mayúsculo escándalo, tanto por su temática dolorosa y violenta, como por su composición libre y colorista. La nueva monarquía de Luis Felipe relegó el cuadro al Musée Royal, del cual volvió a salir durante la revolución de 1848. En 1855 fue expuesto con gran éxito en la Exposición Universal, organizada por Napoleón III, luego pasó al Museo de Luxemburgo y desde 1874 se trasladó al Louvre.  
    Como obra de arte y como documento de los sucesos de su época, la “Libertad guiando al Pueblo” es una obra más que notable. Es un ejemplo de primer orden de los ideales que hicieron del romanticismo y su vehemente intensidad un movimiento que abrazó el quehacer artístico con el manto de la emoción, de la cual todavía somos fieles testigos a pesar del tiempo y los sucesos que han hecho que pase tanta “agua debajo del puente” desde entonces.   

Obra comentada por: Julián González
Enlace en: http://educacion.ufm.edu/eugene-delacroix-la-libertad-guiando-al-pueblo-oleo-sobre-tela-1830/
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Eugéne Delacroix, “La Libertad guiando al Pueblo”. Óleo sobre tela, 1830 - See more at: http://educacion.ufm.edu/eugene-delacroix-la-libertad-guiando-al-pueblo-oleo-sobre-tela-1830/#sthash.BUeod69U.dpuf
Eugéne Delacroix, “La Libertad guiando al Pueblo”. Óleo sobre tela, 1830 - See more at: http://educacion.ufm.edu/eugene-delacroix-la-libertad-guiando-al-pueblo-oleo-sobre-tela-1830/#sthash.BUeod69U.dpuf
Eugéne Delacroix, “La Libertad guiando al Pueblo”. Óleo sobre tela, 1830 - See more at: http://educacion.ufm.edu/eugene-delacroix-la-libertad-guiando-al-pueblo-oleo-sobre-tela-1830/#sthash.BUeod69U.dpuf

OBRA COMENTADA: EL CAMINATE ANTE UN MAR DE NIEBLA. FRIEDRICH.

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El caminate ante el mar de niebla. Caspar David Friedrich . 1818. Museo: Hamburger Kunsthalle. Características: 94,8 x 74,8 cm.. Estilo: Romanticismo Alemán Material: Oleo sobre lienzo

Copyright: (C) ARTEHISTORIA

Comentario
Según una tradición imposible de corroborar, el personaje representado sería un cierto von den Brincken, en cuya memoria Freidrich habría realizado la obra. Sería, pues, un cuadro conmemorativo, del tipo de Cuadro en memoria de Johann Emmanuel Bremer, de 1817. El fondo del paisaje se compone de varios dibujos de la llamada Suiza Sajona, es decir, la zona montañosa en torno a Schandau, los Elbsandsteingebirge: a la izquierda se alza el Rosenberg; a la derecha el Zirkelstein. Los estudios originales proceden, en su mayoría, de los que Friedrich llevó a cabo en 1808 y 1813 en la zona, en esta última ocasión durante el periodo que permaneció allí refugiado con motivo de la entrada en Dresde del ejército napoleónico. Como de costumbre, Friedrich se mueve en dos planos, en la dialéctica entre la realidad y el símbolo. Compositivamente, la obra se estructura en planos paralelos sucesivos, sin transición posible, eliminados los planos medios. La niebla, ese elemento en que el pintor veía una especie de manto místico, viene a cubrir toda posible linealidad en el recorrido visual hacia el horizonte. Este método característico es muy frecuente y se halla en obras como Bruma matinal en la montaña. En el primer plano, que en Friedrich siempre posee un tono oscuro, constrastado frente a la luminosidad del horizonte, se alza el caminante, de un infrecuente tamaño, sobre una cima rocosa de forma triangular. Aparece de espaldas, como la mayoría de los personajes del maestro pomerano. Esta atípica forma de representar las figuras ha llevado a plantear diversas posibilidades interpretativas. Algunos lo contemplan como un intento de expresar alienación, como un medio de plasmar la imposibilidad de reconciliar al hombre con la naturaleza, dentro de un contexto histórico concreto. Otros, sin embargo, consideran que estas figuras de espaldas ocupan una "posición trascendental", que les sitúa fuera del contexto físico de la naturaleza en que la realidad externa se funde con el ideal, con lo interior. Es decir, Friedrich se sitúa en la línea de los escritores y filósofos románticos alemanes, en especial Novalis, y de otros artistas como Runge, quienes documentaban su experiencia ante el paisaje de un modo metafísico: cuando contemplaban el mar se sentían inmateriales, por ejemplo. Así, la figura de espaldas de Friedrich, unida al paisaje como proyección de lo absoluto, representa un estado en que se alcanza la unidad de la naturaleza y el espíritu en Dios. Pero el significado alegórico global de la obra ha sido interpretado desde una perspectiva religiosa: la Fe (rocas) que, alzándose sobre los errores terrenos (niebla), nos eleva al dominio celeste. El Rosenberg es representación de Dios.

Comentario  en : http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/obras/6145.htm

OBRA COMENTADA: LLUVIA, VAPOR Y VELOCIDAD. W. TURNER.

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 Autor: Joseph M. William Turner
Fecha: 1844
Museo: National Gallery de Londres
Características: 122 x 91 cm.
Estilo: romanticismo inglés.

Material: Oleo sobre lienzo


Comentario
    La obra emblemática de Turner fue presentada en 1844 a la Royal Academy de Londres, consiguiendo una excelente impresión entre el público londinense. Una descripción del cuadro apareció en la prensa de la capital y un crítico invitó a visitar la obra antes de que el tren se saliera del lienzo. El cuadro fue pronto grabado para convertirse en una de las primeras escenas de Turner conocidas en Francia donde tuvo una gran influencia, especialmente entre los impresionistas como Monet, también interesado en representar escenas con locomotoras.La verdadera protagonista de la composición es la luz que se filtra a través del agua de la lluvia. La luz, el vapor y la velocidad forman un cóctel perfecto para que el maestro londinense nos muestre sus queridos efectos atmosféricos con los que consigue desdibujar todos los contornos, incluso el de la propia locomotora.Curiosamente, Turner ha empleado la locomotora como elementos de representación del vapor y de la modernidad, ya que la velocidad estaría caracterizada por una pequeña liebre que corre en la zona izquierda de la composición. Los tonos claros son los habituales en la última etapa de Turner, empleando también algunos marrones para reforzar el contraste. Las pinceladas son rápidas y empastadas, adelantándose al impresionismo. Sin duda, nos encontramos ante una obra singular que anticipa ya la era contemporánea en la que el tren será algo más que un símbolo.Ruskin remonta el origen de esta composición a un viaje en tren en un día de tormenta, en el que el artista asomó la cabeza por la ventanilla.El puente no es otro que el viaducto de Maidenhead, que cruza el Támesis entre Traplow y Maidenhead, en la línea Great Western recién inaugurada a Bristol y Exeter. Este viaducto se inició en 1837 y se finalizó dos años después, siendo el diseño de Brunel. Su construcción fue motivo de encendida construcción y los técnicos del Great Wetern Railway diagnosticaron que se caería. La vista está tomada hacia Londres y el puente que se contempla a la izquierda es el de la calle Taylor.La diagonal que organiza la composición es una influencia de Claudio de Lorena, utilizando esa diagonal para dirigirnos desde el primer plano hacia el punto de fuga. 

 Copyright: (C) ARTEHISTORIA
 http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/obras/652.htm

LA PINTURA REALISTA. GUSTAVE COURBET.

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Atentos a la "revolución pictórica" de estos defensores de los más humildes. ¿Puede el arte cambiar la sociedad? ¡Ellos creían que sí!.


En el siguiente video podéis complementar vuestra visión sobre esta corriente pictórica de mediados del s. XIX:



Y la PPT:


La Pintura Realista Del S. Xix from Tomás Pérez Molina



El Realismo: una breve aproximación.



El realismo Pictórico.

Características Generales.
Durante la segunda mitad del XIX asistimos a cambios  importantes del mundo del arte, se pasará de una pintura realista a otra impresionista que abrirá las puertas de todos los cambios posteriores.
A nivel político es el siglo de las revoluciones burguesas. Durante todos estos años una rica burguesía controla la política y también el gusto artístico a través de los Salones, medio por el que los artistas exponen su obra y se dan a conocer; frente a ella estarán el socialismo y buena parte de la intelectualidad y de los artistas que claman por una mayor libertad.
El realismo reivindica el apogeo de la realidad, la importancia de los temas cotidianos tratados de un modo objetivo sin idealización ni pintoresquismo, frente a los grandes temas del pasado- religión, mitología, alegoría, historia...- . En este sentido el romanticismo les ha abierto las puertas al haber insistido tanto en el paisaje, sin mitos, y en lo popular.
En realidad lo escandaloso de los realistas está en los temas, la manera que tienen de afrontar la realidad ya que la técnica es más tradicional. Se niegan a idealizar las imágenes y el hombre aparece en sus tareas normales. El gusto burgués mira con añoranza las realizaciones más frívolas del arte del Antiguo Régimen y la aparición de las obras de Courbet suponen un provocador revulsivo.

Los pintores realistas.

Courbet(1819-1877).Considera función de la pintura reproducir la realidad tal como es, libre de todo prejuicio filosófico, moral, político o religioso. Obras importantes son El estudio del pintor y Un entierro en Ornans.
Daumier(1808-1879).Realiza grabados y litografías y caricaturas que critican la hipocresía de la monarquía de Luis Felipe. En la pintura al óleo utiliza una pincelada enérgica que da la sensación de abocetamiento. Sus temas reflejan el compromiso y la solidaridad con las clases humildes. como en La lavandera o en el Vagón de tercera.
Millet (1814-1875).Es el primer pintor que nos presenta como exclusivo protagonista de un cuadro al trabajador, pero siempre en actitud resignada y paciente como en el Angelus o El sembrador.
El Paisaje realista. El principal artífice del cambio fue Corot y tras él la escuela de Barbizon, cuyos pintores intentan plasmar en la tela la realidad del paisaje francés. Corot no se deja llevar por la interpretación de la naturaleza propia de los románticos, sino que ve la naturaleza tal como es, no tal como se la imagina. Los paisajes de Corot captan el instante, la luz huidiza, la atmósfera que sabemos que cambia según las horas.  Obras importantes son La catedral de Chartre  y El puente de Mantes.

URBANISMO Y ARQUITECTURA EN EL SIGLO XIX. 1ª parte.

LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA (s. XIX): LOS NUEVOS MATERIALES. HISTORICISMO, HIERRO Y CRISTAL, Y EL MODERNISMO.

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                                              Crystal Palace, de J. Paxton (1851)

   La ingeniería del hierro de mitad de siglo tiene sus máximos exponentes en invernaderos y pabellones de muestras, entre los que destaca el (desaparecido en 1926) de la exposición de Londres de 1851, construido por Paxton en nueve meses y de impactante efecto estético. Las estructuras de hierro y cristal desarrollan el gusto megalómano que se derivaba de la tendencia sublimista del primer Romanticismo, que encuentra ahora una forma de realización que va a exaltar las virtudes del progreso. Los resistentes elementos de hierro fundido fabricados en serie y de fácil ensamblaje permitieron elevar y prolongar de forma colosal la nave central, a base de módulos regulares, y especialmente el crucero, formando tres niveles en altura.

EL SIGLO DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
    El siglo XIX es un tiempo de gestación. La nueva sociedad, la nueva cultura industrial, necesitaba una respuesta arquitectónica a sus necesidades y esta respuesta, que no será dada satisfactoriamente hasta el sigo XX, se elabora durante el XIX. Es un período en el que se entrecruzan diferentes tendencias, con una cierta confusión, pero sobre todo está marcado por el enfrentamiento entre tradición arquitectónica y las nuevas técnicas, materiales y necesidades aportados por la revolución industrial. Esto provoca la existencia de dos tendencias artísticas que se prolongan a lo largo de todo el siglo: la arquitectura historicista y la arquitectura del hierro.


LA ARQUITECTURA DEL S. XIX

    La evolución de la arquitectura durante la época contemporánea viene marcada por la utilización de nuevos materiales y nuevas técnicas constructivas, adaptadas a las necesidades de la nueva sociedad industrial. Durante los primeros decenios de este siglo las formas neoclásicas siguieron inundando las principales capitales europeas, en un afán burgués de rememorar las glorias y virtudes de la época clásica. El movimiento romántico hizo que los arquitectos, animados por un espíritu que sentía nostalgia por el pasado, hicieron resurgir las formas góticas o islámicas. Esta corriente arquitectónica recibe el nombre de “Historicismo” y se caracteriza por el revival de distintos estilos históricos o de procedencia exótica. Su desarrollo fue determinante para la evolución de la arquitectura y de las artes decorativas. Nació como oposición al arte oficial de las academias y bajo la influencia del romanticismo. Quería recuperar las raíces genuinas de los pueblos, presentes en la etapa medieval, y alejarse de la influencia italiana. Este nuevo estilo estuvo de moda durante el período comprendido entre el final del Neoclasicismo y la llegada del Art Nouveau. Los arquitectos utilizaron las nuevas técnicas constructivas que permitían el empleo del hierro y otros materiales, para levantar los nuevos edificios. Esta corriente impuso, para la construcción de grandes edificios públicos, el renacimiento de distintos estilos del pasado: griego, clásico, románico, gótico y el interés por estilos exóticos como el mudéjar, hindú, chino, etc., que se extendieron por toda Europa.

LA ARQUITECTURA EN HIERRO Y CRISTAL
     Pero la arquitectura contemporánea surge realmente de las necesidades planteadas por la creciente expansión de las ciudades que trajo consigo la Revolución Industrial. El ferrocarril, que había sido un factor decisivo en este crecimiento urbano, contribuyó a que la ciudad moderna se saliera de sus límites y se proyectara sobre el territorio circundante. Contribuyó a cambiar el aspecto de las ciudades y del campo con sus estaciones, puentes y viaductos, que se acabaron convirtiendo en un elemento más del paisaje. Fueron este tipo de construcciones, esencialmente prácticas, las primeras que adoptaron los nuevos materiales, el hierro y el cristal que, son sus infinitas posibilidades, revolucionaron la arquitectura posterior. Ya a finales del s. XVIII se construyen las primeras obras con hierro colado o fundido, hecho que en buena parte supone que la labor del ingeniero desplace a la del arquitecto, fundamentalmente en la arquitectura inglesa. La función d soporte que anteriormente desempeñaba el muro, pasó a ser ejercida por la estructura de hierro. El cristal, que se fabrica industrialmente, permite, a su vez, incrementar la luminosidad del edificio, dado que permite cubrir grandes espacios y eliminar los muros en las nuevas construcciones, resolviéndose así el problema de la adecuada iluminación de los interiores, al mismo tiempo que la electricidad permitía la construcción de edificios de gran altura dotados de ascensores y, paralelamente, solucionar los problemas de aireación. La comunicación interior y exterior del edificio se veía favorecida por estos nuevos materiales.
   Las nuevas técnicas constructivas y los elementos prefabricados en serie permitirán la construcción masiva de edificios públicos: galerías, invernaderos estaciones de ferrocarril, bibliotecas, mercados, etc. ; y de edificios privados: almacenes, fábricas, etc. Se había roto el monopolio constructivo, en cuanto a clientela, de la Iglesia, la aristocracia y la Corona. Los palacios y las iglesias dejaron de ser el prototipo arquitectónico dominante. El resultado fue la creación de espacios libres, luminosos y funcionales, perfectamente adaptados a las necesidades de la sociedad industrial.
    Todas estas posibilidades se revelaron en el Palacio de Cristal (1851) de Joseph Paxton (1803-1865): un edificio de enorme capacidad (70.000 m2 ) pero que pudo construirse en un tiempo récord y a buen precio gracias a que toda su estructura estaba formada por elementos normalizados y prefabricados, fáciles de montar, que además se podrían volver a utilizar de nuevo si fuera necesario. El Palacio de Cristal, que en esencia era un invernadero gigantesco, permitía la creación de un espacio amplio y diáfano que se adaptaba perfectamente a su finalidad, servir de marco a la Gran Exposición Universal de Londres; y fue con motivo de otra, la de París, cuando Gustave Eiffel (1832-1923), un ingeniero con amplia experiencia en este tipo de construcciones, levantó el que se convertiría en símbolo de la nueva arquitectura: la Torre Eiffel (1887-1889), que despertó una amplia polémica sobre la licitud o no de este tipo de arquitectura. En el Palacio de Cristal del Retiro madrileño, de Ricardo Velázquez Bosco, de 1887, encontramos la primera obra española de esta nueva modalidad, así como en la estación de Atocha, de 1894.
   En cualquier caso, los ingenieros revolucionaron la arquitectura en dos sentidos diferentes. Uno, porque la mayor resistencia del hierro (unido a otros factores, como por ejemplo el invento del ascensor) permitió la construcción de los primeros rascacielos en Estados Unidos antes de que terminara el siglo XIX, en ciudades como Chicago y Nueva York. Otro, porque la construcción en hierro y cristal se regía por unos principios distintos a los de la construcción en piedra, e hicieron que, por primera vez en cerca de quinientos años, los arquitectos se olvidaran de los viejos órdenes clásicos, arrumbaran definitivamente la sucesión de recuperaciones historicistas en que había consistido la arquitectura del siglo XIX y, en vez de preocuparse sólo por la belleza, lo hicieran también por la comodidad y el funcionalismo de los edificios que construían. Algo que, por otra parte, resultaba muy lógico si tenemos en cuenta que el principal cliente de los arquitectos era una burguesía interesada en conseguir la mayor calidad posible de vida, aunque a veces se buscara a través de caminos tan distintos como el hiperdecorativismo de la arquitectura modernista o el mucho más racional de hombres como Adolf Loos, que rechazaban cualquier tipo de adorno superfluo en sus casas; Frank Lloyd Wright, que buscaba integrarlas dentro de la naturaleza, o Le Corbusier, que las concebía como máquinas para habitar.
    Este tipo de construcciones fueron obra preferentemente de ingenieros o de personas de otras profesiones, ya que los arquitectos nos las consideraba arquitectura propiamente dicha. Entre estos últimos estalló la polémica sobre los valores de los nuevos materiales. La discusión giraba en torno a si la arquitectura de hierro reunía valores estéticos además de los funcionales, reconocidos por todo el mundo. Las divergencias surgieron también en el campo de la arquitectura, preguntándose si en este arte debía predominar la estructura o la decoración. Es importante constatar la gran influencia que ejerció la arquitectura del hierro en las corrientes constructivas posteriores. La Escuela de Chicago adoptó su sistema estructural de construcción y la Bauhaus recogió su idea de prefabricación de elementos.


Y una PPT:


ARQUITECTURA MODERNA VERSUS CLASICISMO

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Nada mejor para empezar nuestra aproximación a la arquitectura contemporánea que estos dos recortes de la película "El manantial", de King Vidor; la película narra, entre otras cosas, la lucha del arquitecto Howard Roark para hacer valer sus ideas y proyectos de una arquitectura verdaderamente moderna, ante una clientela atornillada al gusto clasicista... El personaje del arquitecto de ficción es la encarnación del genial arquitecto Frank Lloyd Wright, del que hablaremos proximamente.

EL MODERNISMO: UN ESTILO NUEVO PARA UN TIEMPO NUEVO.

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Vestíbulo y escalera de la casa Tassel (Bruselas). Construida por Victor Horta en 1892-1893.

MODERNISMO, ART NOUVEAU, MODERN STYLE:
UN ARTE MODERNO PARA UN MUNDO MODERNO.
La arquitectura del s. XIX se había movido dentro de una profunda contradicción: todo el mundo sentía la necesidad de encontrar un lenguaje arquitectónico propio y específico que respondiera a su época, pero como el sistema de construcción que mejor se adaptaba al signo de los tiempos - el de los ingenieros - no se consideraba verdadera arquitectura, los arquitectos recurrieron a los diferentes estilos del pasado, y por todas partes se levantaron edificios neogriegos, neorrenacentistas y, sobre todo, neogóticos, sin que nadie pareciera poder encontrar una salida a aquella situación de agotamiento.
Y es en este contexto donde hay que situar la aparición del Modernismo como un intento de encontrar un estilo moderno, adecuado a un tiempo que esperaba el nuevo siglo con entusiasmo, que estuviera completamente desvinculado del pasado y que se basara en la utilización de los nuevos materiales. Un estilo que no sólo fue internacional (en toda Europa surgieron movimientos con un nombre muy parecido: Modernismo en España, Art Nouveau en Francia, Modern Style en Gran Bretaña, Jugendstil en Alemania, Sezessionsstil en Austria…), sino que prendió con fuerza en todos los ámbitos del arte y del diseño para crear un auténtico entorno decorativo, controlado por el arquitecto, capaz de aplicarse a todos los aspectos de la vida urbana: desde las casas a las estaciones del metro, de los muebles a la decoración de interiores, incluyendo los vestidos de sus propietarios.
La fealdad de sus diseños, la monotonía de los productos en serie, el miedo a la alienación provocaron en Gran Bretaña, el país donde la industrialización estaba más avanzada, un movimiento encabezado por William Morris (1834-1896) que pretendía recuperar la calidad del diseño y de la producción artesanal y del que el Modernismo será su heredero directo. Sus primeras manifestaciones se produjeron en las obras de un arquitecto belga, Victor Horta (1861-1947), que en la Casa Tassel (1892), planteó un nuevo concepto de la arquitectura basado en una utilización racionalista del hierro, que no impide darle un refinado tratamiento expresivo y decorativo a base de curvas y ritmos lineales muy refinados que dan a las columnas, vigas y barandillas un aspecto floral.
Desde Bélgica, y gracias a la rápida difusión que permitían las revistas ilustradas, se extendió de inmediato por toda Europa, encontrando en Cataluña uno de sus focos más importantes, gracias al entusiástico apoyo que le prestó la burguesía industrial. Y fue allí, además, donde trabajó uno de los arquitectos modernistas más importantes y originales del movimiento modernista, Antonio Gaudí (1852-1926), cuya arquitectura, sumamente plástica, casi como si se tratara de esculturas, parece hecha a base de formas naturales. Gaudí realizaba, además, la decoración interior de los edificios que construía, buscando esa coherencia interna típica del movimiento modernista. Destacan, a su vez, otros arquitectos como Domènech i Montaner, y Puig i Cadafalch. Pero en Barcelona el modernismo llegó a todas las artes, creándose un verdadero ambiente cultural en el que destacaron pintores como Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Isidre Nonell, etc.
Este nuevo estilo afectó, básicamente, a la arquitectura y las artes decorativas, pero influyó en todas las demás. Su teoría se difundió a través de las publicaciones ilustradas, conferencias, exposiciones, etc., que también sirvieron para dar a conocer los progresos técnicos. Así se sentaron las bases para la creación de este estilo con características unitarias a pesar de los elementos locales que se incorporaron en cada país. También se le conoce como Estilo 1900, y se puede definir como una búsqueda para dar el máximo valor ornamental a la línea curva, bien de origen floral (Bélgica, Francia, España) o geométrico (Inglaterra, Escocia, Alemania). Nace como reacción contra el academicismo y el eclecticismo del siglo XIX, inspirándose directamente en la naturaleza. Sus raíces inmediatas deben buscarse en la pintura simbolista.
El modernismo tendía a la unidad arquitectónica entre interior y exterior, y a una coherencia entre estilo y estructura, decoración y ornamentación. En las artes decorativas se quería ofrecer calidad, en contra de la vulgaridad de los productos comerciales que ofrecía la producción industrial masiva. En este punto continuaron el movimiento inglés Arts & Crafts (interesado Por la funcionalidad del espacio interior y por el diseño de los detalles que hacen más agradable la vida de los moradores), impulsado por W. Morris. En el continente no se iba contra la producción en serie, sino que se intentó coaligar arte e industria para poder ofrecer productos bellos que estuvieran al alcance de todo el mundo aunque en realidad se diseñaron objetos que se fabricaban con técnicas artesanales y materiales caros, que resultaban inaccesibles para la mayoría de la población, pero muy apropiados para la rica burguesía industrial o financiera.
En la arquitectura se buscará la flexibilidad de la línea y su sinuosidad con fines decorativos; el uso de materiales coloreados y de la piedra moldurada; y la utilización de rejas, balcones y soportes de hierro forjado. Los nuevos materiales proporcionaban al arquitecto una absoluta libertad creativa. El arquitecto asume no sólo la parte estructural o constructiva, sino también la parte ornamental y mobiliaria (objetos de uso), convirtiéndose así en diseñador.
Los interiores modernistas
Diseñados como una superficie de líneas sinuosas y sensuales, concretan la tendencia naturalista y ondulante del Art Nouveau. Son conjuntos armónicos creados con libertad y fantasía. Se busca el placer que proporciona la integración de la belleza y el bienestar. La naturaleza es trasplantada al interior, dotándolo de flexibilidad, inestabilidad y ligereza.
Se utilizan diversos materiales: hierro, mosaico, madera…Las líneas sinuosas se prolongan por las paredes y los suelos, en una especie de metáfora vegetal. La obra es tratada como un conjunto orgánico, extraído de las formas de la naturaleza; la utilización de elementos florales con fines decorativos crea un ambiente elegante.
Los principales centros de producción artística modernista se sitúan en Francia, Bélgica, Alemania y Austria. Destacan autores como Victor Hora, el pionero; h. Van de Velde y Otto Wagner, en Viena.

Y una PPT sobre Gaudí:


EL MODERNISMO EN ESPAÑA. ANTONIO GAUDÍ.

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CASA MILÁ O LA PEDRERA, BARCELONA. 1906-1910
Antonio Gaudí (1852-1926) Gaudí, aún siendo un reputado arquitecto modernista, nos muestra una obra gestada en la soledad y la angustia vital de un hombre imbuido de un profundo misticismo. Su estricta formación cristiana determinará tanto su vida como su obra.
En sus primeras obras se hace evidente su obsesión por la sintaxis constructiva del gótico por sus principios de empujes y contrarrestos. Hay un cierto mudejarismo y goticismo en ellas. Sus creaciones destacan por un querer volver a los orígenes de las formas vivas, vegetales o animales. Ahí es donde se manifiesta su profundo amor a la naturaleza. Gaudí cancela siglos de historia de la arquitectura, rompiendo con la racional ortogonalidad de las habitaciones y confiriendo a estas formas biológicas, de pasillos curvos y superficies trapezoidales, encajados como un tejido celular. Los exteriores de sus edificios se mueven en poderosas ondulaciones. Sus obras de mayor empeño y volumen son: el Parque Gúell y la Sagrada Familia de Barcelona, obra situada dentro del estilo neogótico.
Su etapa más creativa y de pleno desarrollo del estilo modernista tiene lugar entre 1900 y 1917. Utilizó mosaicos hechos con fragmentos de azulejos para las decoraciones, con una estética y un cromatismo muy personal, inspirándose en grutas y otras formas naturales. De este período destacan el Parque Güell (1900-1914), con un dominio de las curvas tanto en los asientos como en los tejados, y la abundante decoración de cerámica y rejería; la Casa Batlló (1904-1906) y la Casa Milá (1906-1910), ambas con dominio de la línea curva en sus fachadas y vanos, trabajo de forja en los balcones y ornamentación ondulada en el interior, en los techos y en los muros. En la última casa utilizó cemento portland. En sus últimas obras da un protagonismo total a las líneas curvas, confiriéndoles un gran sentido escultórico, naturalista o abstracto, no conocido en la arquitectura europea de aquella época.
Algunos enlaces de interés para profundizar en la obra de Gaudí:

LA PINTURA IMPRESIONISTA

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Los pintores adscritos a la corriente impresionista inauguran la que será la primera ruptura pictórica del arte contemporáneo. Su voluntad artística puede ser resumida en un objetivo, en apariencia, poco ambicioso: captar la fugacidad de un instante. El color y, sobre todo, la luz, siempre cambiante, se convierten en el verdadero sujeto de la obra de arte. Los temas, extraídos del entorno inmediato del pintor, carecen de la ampulosa retórica de épocas pasadas, pero el resultado es de una gran sinceridad por su inmediatez y vibrante cromatismo. Los críticos, más atentos casi siempre a complacer el gusto dominante, no fueron capaces de intuir la profunda revolución pictórica que se cernía sobre el arte occidental. Los impresionistas, más un grupo de amigos o conocidos, que un movimiento artísticos fueron, no obstante, conscientes de su ambición y ruptura, aunque cada uno lo fuese a su manera.



OBRA COMENTADA: IMPRESIÓN, SOL NACIENTE. C. MONET.

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Autor: Claude Oscar Monet  Fecha: 1872 Museo: Museo Marmottan de París Características: 47 x 64 cm. Estilo: Impresionismo Material: Oleo sobre lienzo



Comentario
      El único canal de exposición con que contaban los pintores en la Francia del siglo XIX era el Salón de París, vinculado a la Escuela de Bellas Artes, que contaba con un prestigioso jurado que seleccionaba las obras enviadas. El escándalo de 1863 - con la presentación del Desayuno en la hierba de Manet - motivó la creación del Salón de los Rechazados, que tenía más éxito entre los jóvenes creadores que el oficial al exhibir obras más modernas. Los pintores que se reunían en el Café Guerbois en torno a Manet decidieron crear un foro de exposición diferente a los oficiales, en el que pudieran mostrar sus obras todos los artistas independientes. Así surge la I Exposición de la sociedad anónima de artistas pintores, escultores y grabadores que tuvo lugar entre el 15 de abril y el 15 de mayo en las salas que el fotógrafo Nadar les prestó. Acudieron 3.500 visitantes, que se rieron de la pintura tan moderna que contemplaban. A esa exposición Monet presentó nueve cuadros, entre los que destacó esta imagen que contemplamos ya que fue la que dio nombre al grupo. El crítico Louis Leroy denominó a la muestra Exposición de los Impresionistas en referencia a este cuadro y de manera totalmente despectiva. Sin embargo, los integrantes de la sociedad admitieron ese nombre como denominador del grupo. Impresión, sol naciente es una imagen tomada directamente del natural por Monet en Le Havre, representando las neblinas del puerto al amanecer mientras que el sol "lucha" por despuntar, creando magníficos reflejos anaranjados en el mar y en el cielo. La sensación atmosférica domina una escena en donde las formas desaparecen casi por completo. Los colores han sido aplicados con pinceladas rápidas y empastadas, apreciándose la dirección del pincel a simple vista, resultando una imagen de enorme atractivo tanto por su significado como por su estética.

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El propio Monet explicó así esta obra:
El paisaje no es otra cosa que una impresión, una impresión instantánea , de ahí el título , una impresión que me dio. He reproducido una impresión en le Havre, desde mi ventana, sol en la niebla y unas pocas siluetas de botes destacándose en el fondo… me preguntaron por un título para el catálogo, no podía realmente ser una vista de Le Havre y dije “pongan impresión”.


Impresión, sol naciente no es la pintura más famosa de este popular artista, tan apreciado por sus bellos paisajes de exquisito colorido y suaves formas, pero es una obra fundamental en la historia del movimiento de los impresionistas, no sólo por haber dado este nombre a la pintura que realizaban (nunca fue una escuela, ni nada que se le pareciera), sino porque en ella están presentes los aspectos esenciales de esta manera de pintar. El propio Monet explicó así esta obra:
“El paisaje no es otra cosa que una impresión, una impresión instantánea , de ahí el título , una impresión que me dio. He reproducido una impresión en le Havre, desde mi ventana, sol en la niebla y unas pocas siluetas de botes destacándose en el fondo… me preguntaron por un título para el catálogo, no podía realmente ser una vista de Le Havre y dije “pongan impresión”.
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OBRA COMENTADA: LA BARRA DEL FOLIES BERGÈRE. E. MANET.

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Autor: Edouard Manet  Fecha: 1881-82 Museo: Courtauld Gallery Características: 95´2 x 129´5 cm. Estilo:  Material: Oleo sobre lienzo

     El Bar del Folies-Bergère supone la culminación de los cuadros dedicados a la temática nocturna que tanto habían atraído a Manet desde la década de 1870, apreciable en obras como La Ciruela o Café concierto. El tema será uno de los favoritos de los impresionistas, como Degas o Toulouse-Lautrec: el café, el cabaret, el bar y la noche de París. El noctambulismo es tratado aquí por Manet con un naturalismo descarnado que puede equipararse a las narraciones literarias de Émile Zola o Guy de Maupassant. El Folies Bergère era uno de los numerosos cafés-concierto de la noche parisina. Situado en Montmartre, había sido el cabaret preferido por la clase proletaria, pero pronto se puso de moda entre la burguesía, que encontraba allí emociones diferentes y algunas prostitutas. Manet realizó bocetos preparatorios de esta escena - Barra del Folies - introduciendo diferentes novedades en el cuadro acabado. La modelo era una de las dos camareras del local llamada Suzon - que posó para el pintor en su estudio, de donde apenas podía moverse debido a su enfermedad - y el cliente que vemos reflejado en el espejo sería el pintor Gaston Latouche, siendo ésta una de las diferencias respecto al boceto anterior. Entre los parroquianos que se reflejan en el espejo se ha identificado a Méry Laurent, de blanco, y al pintor Henry Dupray. En la imagen se recrea un complejo sistema de ilusión y realidad, que mezcla lo artificial con lo natural: el cuadro es en su mayor parte tan sólo el reflejo de un gran espejo tras la camarera, que impide que la mirada del espectador profundice en la escena, y que lo devuelve con fuerza hacia el exterior. El espacio es angosto, oprimido por la presencia de la barra; ante la camarera, de mirada vacía, perdida, agotada y sin ningún interés, se encuentra la figura del cliente, que sólo apreciamos en el reflejo del cuadro. El cliente, igual que el espectador, parece estar entablando una negociación con la camarera, una de las atracciones de la sala. En primer plano se puede contemplar una magnífica naturaleza muerta, relacionada completamente con la vida moderna. En cuanto a la técnica pictórica, el repertorio del Impresionismo está detallado al máximo: intención de modernidad, fascinación por el mundo urbano, inmediatez de la escena en pro de la objetividad, color fluido en largas pinceladas yuxtapuestas... Lo mejor de Manet se ofrece en esta imagen, emblemática del movimiento impresionista. Cuando la obra fue expuesta en el Salón de 1882 obtuvo un gran éxito, recibiendo numerosas críticas positivas.
Su amigo Jenniot dijo respecto a este cuadro: "Cuando volvía París, en enero de 1882, mi primera visita fue para Manet. Pintaba entonces el bar, en el Folies Bergére, y la modelo, una hermosa mujer, posaba detrás de una mesa llena de botellas y vituallas... Manet, aunque pintaba sus cuadros con modelo, nunca copiaba exactamente del natural; me di cuenta de sus magistrales simplificaciones. Todo estaba abreviado; los tonos eran más claros, los colores más vivos y los valores más próximos. Todo ello formaba un conjunto de una armonía tierna y rubia... Manet dejó de pintar para ir a sentarse en el diván. Me dijo cosas como ésta: La concisión en el arte es una necesidad y una elegancia... En una figura hay que buscar la gran luz y la gran sombra; el resto vendrá naturalmente".

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OBRA COMENTADA: LE MOULIN DE LA GALETTE. RENOIR.

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Autor: Pierre Auguste Renoir  Fecha: 1876 Museo: Museo de Orsay Características: 131 x 175 cm. Estilo: Impresionismo Material: Oleo sobre lienzo
 Uno de los templos del ocio parasino era Le Moulin de la Galette, un verdadero molino abandonado situado en la cima de Montmartre, el paraíso de la bohemia parisina habitado por artistas, literatos, prostitutas y obreros. Los domingos y festivos eran días de baile en Le Moulin, llenándose con la población que habitaba el barrio. Una orquesta amenizaba la danza mientras que alrededor de la pista se disponían mesas bajo los árboles para aprovechar la sombra. En su deseo de representar la vida moderna - elemento imprescindible para los impresionistas - Renoir inmortaliza este lugar en uno de los lienzos míticos del Impresionismo. Su principal interés - igual que en Desnudo al sol o El columpio - es representar a las diferentes figuras en un espacio ensombrecido con toques de luz, recurriendo a las tonalidades malvas para las sombras.
En las mesas se sientan los pintores Lamy, Goeneutte y Georges Rivière junto a las hermanas Estelle y Jeanne y otras jóvenes del barrio de Montmartre. En el centro de la escena bailan Pedro Vidal, pintor cubano, junto a su amiga Margot; al fondo están los también pintores Cordey, Lestringuez, Gervex y Lhote.
El efecto de multitud ha sido perfectamente logrado, recurriendo Renoir a dos perspectivas para la escena: el grupo del primer plano ha sido captado desde arriba mientras que las figuras que bailan al fondo se ven en una perspectiva frontal. Esta mezcla de perspectivas era muy del gusto de Degas, empleándola también otros artistas. La composición se organiza a través de una diagonal y en diferentes planos paralelos que se alejan, elementos clásicos que no olvida el pintor. Las figuras están ordenadas en dos círculos: el más compacto alrededor de la mesa y otro más abierto en torno a la pareja de bailarines.
La sensación de ambiente se logra al difuminar las figuras, creando un efecto de aire alrededor de los personajes. La alegría que inunda la composición hace de esta obra una de las más impactantes no sólo de Renoir sino de todo el grupo, convirtiéndose en un testimonio de la vida en el París de finales del siglo XIX. El propio Renoir comentó que necesitó alquilar una mansión rodeada de un gran jardín en Montmartre para pintar el lienzo, lo que perjudicó su precaria economía.
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EL NEOIMPRESIONISMO


OBRA COMENTADA: PASEO A ORILLA DEL MAR. SOROLLA.

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Paseo a orilla del mar. Óleo sobre lienzo. 205 cm. x 200 cm. Museo Sorolla.

COMENTARIO                                                                                                                                                          Pintado durante el verano de 1909 en la playa de Valencia, después de haber cosechado grandes triunfos en Estados Unidos, Paseo a orillas del mar es una obra representativa del Museo Sorolla y culminante de esta etapa de madurez y seguridad en la producción del pintor valenciano. Representa a Clotilde y María, la mujer y la hija mayor del pintor, y su tranquilo paseo por la orilla del mar es un espectáculo de elegancia en la pose, la actitud y la indumentaria.

El gran formato, la osadía compositiva y la libertad técnica y expresiva de las que hace gala Sorolla en este lienzo constituyen, al mismo tiempo, fiel reflejo de la seguridad que el artista siente en su propio camino pictórico y perfecta justificación del éxito alcanzado.

Con un ligero picado en el punto de vista, Sorolla elimina la línea del horizonte, como en tantos otros cuadros de esta época; el agua y la arena de la orilla, resueltos en largas pinceladas azules, malvas y verdes turquesa, se convierten en un abstracto telón de fondo para las refinadas figuras. La sugestión de la brisa en el ondular de los vestidos y de sus adornos de gasas ligeras intensifican la impresión de fugacidad momentánea en la toma. A esto contribuye (como es frecuente en la obra de Sorolla) el encuadre de sabor fotográfico, con el marco cortando la pamela de Clotilde y dejando una franja vacía de arena en la parte inferior.

Aunque el escenario es el mismo, el tono es muy diferente al de las escenas de playa valencianas en las que tantas veces ha descrito Sorolla la actividad de los pescadores trabajando y la de sus hijos disfrutando del mar en una actitud espontánea y hedonista que transmite cierta comunión con la naturaleza. Lo que aquí vemos, en cambio, responde plenamente al género iconográfico conocido como el "paseo elegante", protagonizado por personas acomodadas elegantemente vestidas que se acercan a la orilla del mar. En los albores del turismo en España, la burguesía y la aristocracia disfrutaban de la playa en otro sentido, convertida por ellos en nuevo ámbito de representación y relación social, en nuevo escenario urbano. Fuente: Museo Sorolla.

SOROLLA Y EL IMPRESIONISMO

LA ESCULTURA CONTEMPORÁNEA EN EL CAMBIO DE SIGLO. A. RODIN.

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El IMPRESIONISMO EN ESCULTURA: AUGUST RODIN (1840-1917)     

     Escultor francés que dotaba a su trabajo de gran fuerza psicológica, expresada a través del modelado y la textura. En el arte de Rodin se funden una técnica impresionista, que con la rugosidad de las superficies y la multiplicación de planos obtiene efectos de luz, la profundidad vital y la fuerza colosal que anima las figuras. Se le considera uno de los escultores más importantes del siglo XIX y principios del XX. Estudió arte en una escuela pública para artesanos y por su cuenta en el Louvre, ya que no fue admitido en la École des Beaux-Arts. Durante muchos años trabajó para otros escultores, incluido Ernest Carrier-Belleuse. Rodin colaboró, a principios de la década de 1870 en la realización de una escultura arquitectónica para la Bolsa de Bruselas. En 1875, viajó a Italia, donde se sintió atraído por el tratamiento del movimiento y la acción muscular en las obras de los escultores del renacimiento, Donatello y Miguel Ángel (el fuerte impacto de la terribilitá de Miguel Angel se aprecia en toda su obra). Para Rodin, la belleza en el arte consistía en una representación fidedigna del estado interior, y para lograr este fin a menudo distorsionaba sutilmente la anatomía.



EL PENSADOR, de las Puertas del Infierno

Se trata de una de las obras en la que la influencia de Miguel ángel se refleja con mayor intensidad. La enérgica concentración del rostro y de los músculos tensos y las manos fornidas, recuerdan al gran maestro florentino.
LAS PUERTAS DEL INFIERNO (1880-1917) 
La puerta representaba principalmente escenas del Infierno, la primera parte de la Divina Comedia de Dante. Aunque Rodin no completó las Puertas , creó modelos y estudios de muchos de sus componentes escultóricos, siendo todos ellos aclamados como obras independientes.
    Su escultura, en bronce y mármol, se divide en dos estilos. El estilo más característico revela una dureza deliberada en la forma y un laborioso modelado de la textura, el otro está marcado por una superficie pulida y la delicadeza de la forma. Rodin produjo algunas esculturas importantes entre 1858 y 1875, incluyendo entre ellas especialmente Hombre con la nariz rota. Sin embargo, su reconocimiento llegó en 1877 con la exhibición en el Salón de su desnudo masculino La era de bronce. Este trabajo levantó controversia dado su extremado realismo y provocó la acusación de que Rodin había hecho moldes de yeso a partir de modelos vivos. La exhibición en 1880 de su desnudo San Juan Bautista, que resaltaba las cualidades humanas del sujeto, acrecentó la reputación de Rodin. El mismo año comenzó a trabajar en las Puertas del infierno, una puerta de bronce esculpido para el Museo de las Artes Decorativas de París. La puerta representaba principalmente escenas del Infierno, la primera parte de la Divina Comedia de Dante. Aunque Rodin no completó las Puertas del infierno, creó modelos y estudios de muchos de sus componentes escultóricos, siendo todos ellos aclamados como obras independientes. Entre estos trabajos se encuentran El beso (su famosa escultura El Beso, Elaborada entre 1886 y 1890, la escultura corresponde al momento en que Rodin trabaja junto con Camille Claudell). Esta experiencia de una relación en la que el goce de la unión física se unía a una camaradería de tipo espiritual, posiblemente contribuyó a un cambio en su concepción del amor que es evidente en las obras del período. Del amor culpable manifiesto en los grupos de Las Puertas del Infierno, donde las parejas se unen en la maldición del pecado compartido, se pasa a una representación visual del amor en la que una fuerza interna une en audaces enlaces y abrazos a seres que así manifiestan la expansión de su energía vital, de la felicidad compartida. Esta desmitificación y la representación del amor como parte del comportamiento de todo ser humano provocó una fuerte reacción en sus contemporáneos que juzgaron como crudamente realista e impúdica a El Beso (escena aceptada y gozada siempre que se diera un contexto mítico o literario). En este sentido, Rodin habría operado una especie de democratización de la sensualidad erótica. No obstante, la obra gozó de notable aceptación popular. Supone a un tiempo la apoteosis de la belleza y el movimiento, con la multiplicación de planos y la suave ondulación de la superficie), Ugolino, El pensador , Adán y Eva.
     Su estilo deriva en plena madurez hacia las formas simbólicas, como en La catedral, reducida a dos manos en posición orante en la que las formas sugieren dimensiones que desbordan sus límites visibles o La mano de Dios, en la que de una etérea nube de mármol brota un cuerpo humano. Estas versiones intelectuales de los temas se desenvuelven en un plano de superación de lo sensible, similar al que acomete Cézanne en pintura. En 1886 terminó Los burgueses de Calais (Los burgueses de Calais anuncia las vigorosas deformaciones del Expresionismo, anticipando con sus formas sarmentosas y sus expresiones enigmáticas algunos de los caminos que la escultura recorrerá en el siglo XX; esta escultura es un monumental grupo en bronce en el que se representan personajes históricos con gran diferenciación psicológica). Rodin también produjo numerosos retratos en los que se revelan los estados emocionales de los sujetos. Entre ellos, cuadros de cuerpo entero de los escritores franceses Honoré de Balzac y Victor Hugo, así como del pintor Jules Bastien-Lepage, también hizo bustos de los artistas franceses Jules Dalou, Carrier-Belleuse y Pierre Puvis de Chavannes. Murió en Meudon, cerca de París, el 17 de noviembre de 1917. Una parte de su obra puede verse en el Musée Rodin, de París.
    La obra de François Auguste René Rodin marca
, a la par del Impresionismo en pintura, el nacimiento de la escultura contemporánea, aunque su figura desborda los límites de ese movimiento para convertirse en uno de los escultores más grandes de todos lo tiempos. Podemos concluir, por tanto, que el lenguaje escultórico del siglo XX tiene su punto de partida en este extraordinario creador.

Podéis visitar el Museo Rodin (la página está en francés o inglés), en este enlace:






Y una PPT SOBRE LA OBRA DE ESTE ARTISTA:


EL POSTIMPRESIONISMO

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La noche estrellada. Van Gogh.


El impresionismo, con su afán por captar la luz del natural, había ido disolviendo las formas en su ambiente y todos los elementos del cuadro habían ido perdiendo volumen, dibujo y sentido del espacio. En los últimos años del XIX y principios del XX nos encontramos con unos pintores que partiendo del impresionismo, derivan hacia una pintura personal que anuncian algunos de los movimientos pictóricos más importantes del siglo XX. El postimpresionismo supone entre otras cosas una recuperación de la importancia del dibujo y de la preocupación por captar no sólo la luz sino también la expresividad de las cosas y de las personas iluminadas. su trascendencia para la evolución del arte es, si cabe, mayor que la de los pintores impresionistas.





Algunas características generales, con inclusión del pintor que mejor las representa:
- Interés por la construcción de la forma, el dibujo y la expresividad de los objetos y figuras humanas.
- Conciliación entre efecto volumétrico (conculcado por el fulgor luminoso impresionista que casi había desmaterializado las formas) y el gusto puramente estético (Cézanne).
- Concepción del cuadro a base de cuerpos rigurosamente geométricos (
Cézanne)).
- Empleo de colores contrastantes para distendir y definir los planos y formas.
- Efectos pictóricos basados en búsquedas estructurales, espaciales y cromáticas.
- Utilización de colores puros con gran carga emotiva ( Van Gogh) y modulados (Gauguin)).
- Creaciones imaginativas a base de pinceladas cursivas que intentan expresar la angustia y el desconsuelo interior (
V. Gogh).
- Interés por lo exótico (Gauguin) y los bajos fondos (Toulouse-Lautrec).
- Creación de composiciones simplificadas y estáticas, buscando la armonía de las masas cromáticas encerradas en perfiles bien ceñidos (Gauguin).

INFLUENCIAS- De los impresionistas, el gusto por los contrastes de colores en Cézanne.- De Rubens, de los neoimpresionistas y de la estampa japonesa, el rico cromatismo, los colores puros y la cursividad fluyente de las formas en V. Gogh- De las culturas exóticas de Oceanía, el primitivismo en Gauguin.



Los pintores postimpresionistas
Paul Gauguin
. Se inicia en el impresionismo con Pissarro; deja una vida confortable, familia, mujer e hijos y se instala pobremente en París y Bretaña y después se traslada a Tahití, donde pinta sus series de mujeres tahitianas. Destaca por el uso tan expresivo que hace del color con tonos fuertes, vivos y muchas veces arbitrarios que dispone en grandes planos delimitados por ritmos lineales curvos. Tiene dos temas preferentes: el mundo exótico de Tahití y el "primitivismo" de Bretaña. Su obra es preferente del simbolismo y su sentido del color influirá en los fauvistas y expresionistas. Renuncia a la perspectiva, suprime el modelado y las sombras e identifica la sensación de plano igual que en las pinturas japonesas.
Paul Cézanne. En su pintura se recupera el volumen gracias a la geometría, el dibujo y la definición de las formas mediante pinceladas que han sido llamadas constructivas; todo esto sin renunciar al color de gran intensidad mediante los contrastes y las sombras coloreadas. En sus cuadros se potencia el primer plano y realiza pequeñas distorsiones fruto de la utilización de más de un punto de vista (bodegones). Su pintura es el punto de arranque del cubismo y ha influido en coloristas como Matisse. Los jugadores de cartas, la montaña de Santa Vitoria..
Van Gogh. Se establece en Arlés entusiasmado por la luz de la Provenza pinta figuras y paisajes de formas serpenteantes y flamígeras que traducen su fuego interior. Es un apasionado del color como vehículo para expresar las frecuentes depresiones y angustias que padeció. Su pincelada es muy característica, sinuosa, cursiva y espesa; los colores son a veces agresivos con contrastes no frecuentes- amarillo sobre naranja-. Abre las puertas al expresionismo del XX. Autorretrato, Noche estrellada, La siembra,...
Toulouse-Lautrec. Nos refleja el ambiente de los salones nocturnos: bailarinas, cantantes y prostitutas son sus modelos. En su técnica el dibujo, la captación del movimiento y la carga irónica y caricaturesca es esencial. Fue el impulsor del cartel. En sus obras, destaca: Moulin Rouge.

EL POSTIMPRESIONISMO

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   En los últimos años del s. XIX el impresionismo se había convertido casi en un nuevo "academicismo". Muchos pintores, que se habían formado en esta corriente, exploraran formas más personales de expresión. Desde el impresionismo radical del llamado puntillismo o divisionismo, hasta las personales explosiones cromáticas de Van gogh, tan vinculadas con sus estados de ánimo y crisis personales, todos ellos abrirán caminos que, más adelante, serán transitados por artistas aún más rupturistas. Las vanguardias artísticas de principios del s. XX nacen de esta irreductible voluntad de crear libremente, sin servidumbres o ataduras del pasado. El arte, por fin liberado, y los artistas, ahora elevados a la categoría de genios creadores, entrarán de lleno en los circuitos económicos del mercado. Galeristas y Museos, además de coleccionistas privados, serán los nuevos mecenas del artista; pero esta vez el proceso se ha invertido: el artista crea, en la soledad de su mundo personal, unas obras que después otros comprarán seducidos por su magia o, con fines algo más prosaicos, con la convicción de que atesoraban un objeto valioso que el tiempo revalorizará.



EL POSTIMPRESIONISMO, UNA EXPLICACIÓN

El impresionismo con su afán por captar la luz del natural había ido disolviendo las formas en su ambiente y todos los elementos del cuadro habían ido perdiendo volumen, dibujo y sentido del espacio. En los últimos años del XIX y principios del XX nos encontramos con unos pintores que partiendo del impresionismo derivan hacia una pintura personal que anuncian algunos de los movimientos pictóricos más importantes del siglo XX. El postimpresionismo supone entre otras cosas una recuperación de la importancia del dibujo y de la preocupación por captar no solo la luz sino también la expresividad de las cosas y de las personas iluminadas. Dos pintores de biografía trágica, TOULOUSE- LAUTREC y VAN GOGH, presiden esta etapa. Frente a MONET, que decía que debía haber nacido ciego y de repente adquirir la visión para poder plasmar de forma pura la luz, sin vinculación a ninguna forma, en las obras postimpresionistas se acomete el análisis de aquello sobre lo que la luz incide.
Toulouse-Lautrec  nace en Albi, y es descendiente de los condes de Toulouse. Una fractura de niño en una caída impide el crecimiento de sus piernas. En el alcohol y en la bohemia parisina intenta olvidar su tragedia. Su cobijo es Montmartre, El Moulin Rouge y El Moulin de la Galette, cabarets donde toma apuntes de las bailarinas y los tipos singulares. Los trazos rotos, nerviosos, especie de síncopas, de abreviaciones inestables de las formas, se combinan con toques coloreados aprendidos en SEURAT, planos cromáticos tomados de las estampas japonesas y sobre todo líneas dinámicas y posiciones instantáneas estudiadas en DEGAS. A los 40 muere, tras un periodo en el que eleva al cartel a la categoría de obra de arte. En sus obras refleja el ambiente de los salones nocturnos: bailarinas, cantantes y prostitutas son sus modelos. En su técnica el dibujo, la captación del movimiento y la carga irónica y caricaturesca es esencial.
El holandés Van Gogh llega a París en 1886, aprende la técnica impresionista, y en febrero de 1888 se establece en Arlés. Plenamente entusiasmado con la luz de la Provenza pinta paisajes y figuras de formas serpenteantes, flamígeras, que traducen su fuego interior. Los cipreses flameantes, los suelos que parecen estremecidos por terremotos, los edificios de líneas retorcidas, constituyen los temas preferidos de su extensa obra, y en sus convulsiones transparenta su turbación de enajenado. Es un apasionado del color como vehículo para expresar las frecuentes depresiones y angustias que padeció. Su pincelada es muy característica, sinuosa, cursiva y espesa; los colores son a veces agresivos con contrastes no frecuentes- amarillo sobre naranja-. Abre las puertas al expresionismo del XX. Sus obras más representativas son: Autorretrato, Noche estrellada, La siembra .etc. En Auvers - sur- Oise pinta sus últimas obras maestras. El 27 de julio de 1890, cuando solo tenía 37 años, se suicida con un disparo de revólver, en un lamentable ataque de locura. Algunos fundamentos de la pintura del siglo XX se encuentran apuntados en la obra del genio holandés.
Paul Gauguin se inicia en el impresionismo con PISSARRO; deja una vida confortable y a su mujer e hijos y se instala pobremente en París y Bretaña; durante algún tiempo convive con VAN GOGH en Arlés; finalmente se traslada en 1891 a Tahití, donde pinta sus series de mujeres tahitianas; es la suya una biografía de renuncias para consagrarse de manera plena a su vocación artística. La luz pierde en GAUGUIN su centro absoluto en aras de una exaltación del color, principio en que se basa dos años después el fauvismo. La fascinación de sus cuadros radica en la calma de las zonas anchas de colores, como si realizara vidrieras, y en sus figuras grandes, contorneadas de manera nítida, cual tallas de madera. Al mismo tiempo renuncia a la perspectiva, suprime el moldeado y las sombras e identifica la sensación de plano igual que en las pinturas japonesas. Así se unen lo que ve y lo que imagina y adquiere el color una intensidad poética excepcional.
Más revolucionario todavía es el arte de Cézanne , en el que se inspiran los grandes maestros del siglo XX. El pintor de Aix - en - Provence no vio reconocido en vida su genio; a partir de 1885, hasta su muerte, vive retirado en la provenza, solitario y desconocido, meditando en las relaciones entre la forma y el color. Superando la representación visual de sus compañeros de las primeras exposiciones impresionistas, CÉZANNE busca en la naturaleza las formas esenciales, que para él son las figuras geométricas, el prisma, la esfera, la pirámide y en consecuencia procede a la cristalización de lo que contempla. En sus paisajes destaca la silueta de los árboles, concebidos como cilindros, de sus casas, cuya geometría arquitectónica resalta mediante el ensamblaje de series de planos, de los caminos con cercas de contornos enérgicos; esta geometrización llega a su grado de máxima racionalidad en La montaña de Santa Victoria. El mismo propósito de subrayar la forma mediante el color, en vez de diluirla como los primeros impresionistas, se detecta en los frutos de sus Naturalezas muertas y en sus cuadros con figuras como Los jugadores de cartas. Un arte tan puro exigía de su creador una entrega apasionada. Su pintura es el punto de arranque del cubismo y ha influido en coloristas como Matisse (Fauvismo).  Los jugadores de cartas, la montaña de Santa Vitoria, son algunas de sus obras más representativas.

Y una PPT:


 
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