Quantcast
Channel: HISTORIA DEL ARTE
Viewing all 1609 articles
Browse latest View live

LA ESCULTURA NEOCLÁSICA

$
0
0
Además del esquema visual, aquí podéis profundizar en el conocimiento de los dos grandes escultores de esta época, Antonio Canova y Bertel Thorvaldsen.




LA ESCULTURA NEOCLÁSICA: UNA EXPLICACIÓN.

$
0
0

También  en  la  escultura neoclásica pesó  el  recuerdo  del pasado, muy presente si consideramos el gran número de piezas  que  las  excavaciones iban sacando a la luz, además  de  las colecciones  que  se habían ido formando a lo  largo  de  los siglos.
   Las esculturas neoclásicas se realizaban en la mayoría de los casos en mármol blanco, sin policromar, porque así se pensaba que  eran  las esculturas antiguas, predominando en ellas  la noble  sencillez  y  la serena belleza que Winckelmann  había encontrado  en  la estatuaria griega. En este  mismo  sentido habían ido las teorías de Gotthold Efrain Lessing (1729-1781) que en su libro Laocoonte o de los límites de la pintura y de la  poesía (1766) había tratado de fijar una ley estética  de carácter  universal  que pudiera guiar a  los  artistas;  sus concepciones sobre la moderación en las expresiones y  en  la plasmación  de  los sentimientos son reglas que  adoptará  el modelo neoclásico.
   
    Así, los escultores de fines del siglo XVIII y comienzos  del XIX, crearán obras en la que prevalecerá una sencillez y  una pureza  de  líneas que los apartará del gusto curvilíneo  del Barroco.  En  todos  ellos  el  desnudo  tiene  una   notable presencia,  como  deseo de rodear las  obras  de  una  cierta intemporalidad.  Los  modelos griegos y  romanos,  los  temas tomados  de  la mitología clásica y las alegorías  sobre  las virtudes cívicas llenaron los relieves de los edificios,  los frontones  de  los pórticos y los monumentos, como  arcos  de triunfo o columnas conmemorativas.

     El  retrato también ocupó un importante lugar en la escultura neoclásica; Antonio Canova (1757-1822) representó a  Napoleón como  Marte  (1810,  Galería Brera, Milán)  y  a  su  hermana Paolina  como  Venus  Victrix (1807, Roma  Galería  Borghese) tomando  así los modelos de los dioses clásicos. No  obstante, otros  prefirieron  un  retrato  idealizado  pero  al  tiempo realista que captara el sentimiento del retratado, como Jean- Antoine  Houdon  (1741-1828) con su Voltaire  anciano  (1778, Ermitage  de  Leningrado) o el bello busto de  la  Emperatriz Josefina  (1806, Château de la Malmaison) de  Joseph  Chinard (1756-1813).
              
ESCULTORES MÁS REPRESENTATIVOS  
    Antonio  Canova (1757-1822) y Bertel Thorvaldsen  (1770-1844resumen  las distintas tendencias de la escultura neoclásica. Mientras el veneciano llega al clasicismo desde una formación barroca y configura un estilo de gran sencillez racional como en  Eros  y  Psiquis (1800, Museo Louvre,  París),  el  danés Thorvaldsen   siguió   más  directamente   las   teorías   de Winckelmann   hasta   conseguir  un  estilo   voluntariamente distante  y frío que debe mucho a la estatuaria griega  cuyas obras  tuvo ocasión de restaurar en la Gliptoteca de  Munich. Su   Jason  o  Marte  y  el  Amor  (1803,  Copenhague,  Museo Thorvaldsen) reflejan esa fidelidad al modelo griego.

LA PINTURA NEOCLÁSICA EN ESPAÑA

$
0
0
Retrato del rey Carlos III, de A. R. Mengs. Fecha: 1761. Dimensiones: 154 x 110 cm.

Antonio Rafael Mengs, de origen alemán, trabajó para el rey Carlos III, que pretendía extender la Ilustración y el Neoclasicismo al panorama cultural español. Este retrato fue realizado a modo de resumen de las nuevas teorías pictóricas que se pretendían implantar. Mengs muestra en este lienzo toda la habilidad de su técnica aplicada al retrato de estado. El rey está captado de tres cuartos, vestido con su brillante armadura, como jefe militar de la monarquía. La banda de seda que cruza su pecho, con las condecoraciones, parece que se pueda tocar, puesto que reproduce magistralmente las arrugas de haber estado plegada, y los brillos fascinantes del tejido. La figura se apoya estructuralmente sobre dos elementos: en primer lugar, la mesa sobre la que se encuentran los símbolos de poder. En segundo lugar, por el fondo arquitectónico, que muestra una columna clásica y una gran cortinaje rojo. Esto presta solidez a la composición, la misma solidez que ha de tener un gobernante. El paño rojo brillante es un alegre contrapunto de color, así como un homenaje a la pintura veneciana, que Mengs conocía directamente, especialmente a Tiziano. La captación de las calidades materiales es asombrosa en su virtuosismo. Pero carece de la penetración psicológica que mostrarán los retratos de época posterior, durante el Romanticismo. Es una muestra del retrato oficial o de aparato, en el cual lo que se pretende es mostrar con solemnidad el status del representado, cosa que Mengs consigue a la perfección. El lienzo hace pareja con el retrato de la reina Mª Amalia, que también se encuentra en el Museo del Prado.

Los monarcas Felipe V y Fernando VI habían llamado a pintores franceses e italianos, como Louis Michel van Loo, S. Amiconi y C. Giaquinto, que iniciaron la decoración del Palacio nuevo. Más tarde Giambattista Tiépolo, el gran fresquista veneciano, adornó tres de las bóvedas de la real morada con su pintura decorativa y colorista. Todos estos pintores se situaban en la tradición de la pintura barroca decorativa.

La regeneración, desde la perspectiva neoclásica, de la pintura española se produjo con la venida a España en 1761, llamado por Carlos III, del artista bohemio Anton Rafael Mengs. Su llegada trastocó el orden hasta entonces existente porque sus orientaciones fueron seguidas fielmente por el Rey que le concedió todos los honores imaginables ejerciendo desde la Academia, como pintor y como teórico, una auténtica dictadura artística que influyó en la formación de los pintores españoles. Mengs realizó decoraciones para algunas de las bóvedas del Palacio, predominando en todas ellas un dibujo preciso y una falta de expresividad; en El triunfo de la Aurora o La Apoteosis de Adriano, la calculada simplicidad de composición recuerda El Parnaso que pintó en la villa Albani de Roma. Colaboró con él, en el Palacio Real, Mariano Salvador Maella (1739-1819) que también hizo decoraciones para los palacios de Aranjuez, El Pardo y El Escorial; su estilo distante y su colorido algo estridente no le impidieron hacer espléndidos retratos como el de Carlos III (1785) con colores fríos y barnices acharolados. Muchos pintores trabajaron como cartonistas para la Fábrica de Tapices que Mengs dirigía, como los hermanos Bayeu, José del Castillo o Francisco de Goya. Para los tapices Mengs prefirió los temas costumbristas o de cacería muchas veces relacionados con la pintura holandesa, y alentó un costumbrismo de raíz castiza con escenas de género. José del Castillo destacó con sus primorosas escenas de caza como las que adornan la pieza del Príncipe en el palacio de El Escorial. Los Bayeu cultivaron el fresco, sobre todo Francisco (1734-1795) que colaboró en la decoración de la basílica del Pilar de Zaragoza y en el oratorio del Real Palacio de Aranjuez (1791); Ramón, menos brillante, se especializó en los cartones para tapices que resolvió con una técnica suelta y precisa. También trabajó en la Fábrica de Tapices Francisco de Goya (1746-1828), yerno de Francisco Bayeu, pero su obra por su amplitud y su variedad desborda los estrechos límites del Neoclasicismo y merece un estudio más amplio.

Después de la Guerra de la Independencia emergen otros pintores más jóvenes que siguen el neoclasicismo ortodoxo, para luego pasar hacia estilos más eclécticos. Entre ellos destacan José Antonio Aparicio (1773-1838), José de Madrazo (1781-1859) y Juan Antonio Ribera (1779-1860), que aprendieron en Roma el estilo internacional y miraron con admiración a David, pero que luego evolucionaron y ocuparon un puesto importante en el arte español. Sus obras muestran el perfecto conocimiento del mundo clásico, el equilibrio entre color y dibujo en sus composiciones, pero también una capacidad para adaptarse al arte burgués que impondrá el romanticismo.


FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTE. PANORÁMICA DE SU OBRA Y EVOLUCIÓN ESTILÍSTICA.

$
0
0
APUNTE BIOGRÁFICO 
     Nació en Fuendetodos, Zaragoza; a los catorce años entró a trabajar en el taller de José Luzán, donde comenzó a copiar cuadros de otros autores. Más tarde, tras presentarse al concurso de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y marchar a Italia, regresa a España, recibiendo el encargo de pintar los frescos de la basílica del Pilar (Zaragoza). En 1773, se casa con Francisca Bayeu, hemana de dos importantes pintores de la corte, al tiempo que comenzaba su serie de dibujos sobre cartones para tapices. En 1780 con su Cristo Crucificado consigue convertirse en académico de San Fernando, hecho que le permitirá obtener trabajos para iglesias y casas como los duques de Osuna y Medinaceli. Al año siguiente es nombrado pintor de la corte junto a su cuñado, primero de Carlos III y después de Carlos IV, monarcas ambos a los que retrató con frecuencia. El espíritu liberal del pintor sirvió para que Goya cambiara su manera de percibir la vida y con ello se acercara a una mayor madurez.
En 1792, sufre una enfermedad que le deja como secuela la sordera, factor que contribuyó a aislarle y a favorecer su creación de un mundo propio repleto de pesadillas y miedos personales, que se reflejan en su obra, cada vez más tormentosa y oscura. Entre los años 1792 y 1799 realizó la serie de grabados de Los Caprichos, que reflejan muy bien lo expuesto anteriormente. Tras ellos se inició un momento verdaderamente esplendoroso para el artista: pintó los frescos de San Antonio de la Florida, La familia de Carlos IV y las dos Majas. En 1808 sufrió una nueva crisis debido a la Guerra de la Independencia, de este momento serán los cuadros del Fusilamiento del dos de Mayo, los Desastres y La Tauromaquia. Los últimos años los pasó sólo y enfermo en La Quinta del Sordo, cuyas paredes decoró con lo que se conocen como pinturas negras.
En 1823 la situación en España era insufrible para él por la represión que ejercía la monarquía, por lo que decide abandonar el país e instalarse en Francia, donde moriría en 1828. Allí pintó la lechera de Burdeos, una de las más bellas creaciones y un importante punto de referencia para el impresionismo.

Pocos artistas nos muestran tan clara imbricación entre su vida personal y social, y su evolución y maduración artística. La obra de Goya está atravesada y condicionada, en todo momento, por los acontecimientos históricos que se sucedieron a lo largo de su vida. Fue un testigo privilegiado de una época de crisis y cambios. Supo ejercer, desde la pintura, la difícil y arriesgada tarea de criticar los vicios y supersticiones de la sociedad española de su tiempo. Su talante liberal y su sensibilidad social le permitieron ir, no obstante, más allá del mero cronista, pues denunció las calamidades de la guerra o de la opresión de un modo lúcido y amargo, sin concesiones.




EL ESTILO DE GOYA
    La factura de su pincelada es de una libertad total y dominio completo de la materia, aunque con los años tendió a ser amplia, larga, suelta y expresiva. Las texturas van desde el aspecto liso de los cartones hasta el rugoso de las pinturas negras. Dibuja con rapidez, sugiriendo por medio de trazos, o insiste en los contornos por medio de líneas marcadas. Llegó a utilizar gruesos empastes, modelando la pintura a veces con los dedos o la espátula. En sus cuadros son el color y la pasta los elementos dominantes. Pasa de los tonos suaves y luminosos de sus cartones, a obras más contrastadas con colores fuertes; en las pinturas negras su gama se redujo a ocres, negros y marrones, al no color.
Goya empleó procedimientos de composiciones diferentes desde una ordenación geométrica conforme a triángulos, cuadrados, hasta la libertad compositiva, aunque no caótica ya que siempre hay líneas rectoras en la estructura del cuadro.
Centra su atención en la figura humana y el marco ambiental le interesa menos. En sus obras percibimos la vida del pueblo, como elemento político, y la agitación de las masas. Goya representa la verdad, y no se detiene ante lo más horrible: pintó lo bello con delicadeza exquisita, pero supo también destacar lo feo, terrible y monstruos. Cultivó muchos temas: religiosos, populares, retratos,...
Su pintura pasa del idealismo de los cartones al expresionismo de las pinturas negras. Su obra abre las puertas de muchos movimientos del XIX y en parte del XX, anuncia el impresionismo (La lechera de Burdeos), el expresionismo (pinturas negras) y el surrealismo (Los Caprichos).


UNA PANORÁMICA DE SU OBRA
 

LOS CARTONES PARA TAPICES
     Uno de los primeros encargos que recibió Goya en su carrera, fueron los cartones para que con ellos se tejieran tapices en la Real Fábrica. Estas obras son un testimonio de la vida, festejos, distracciones y hábitos del pueblo. En un primer momento no se diferencian de otros pintores, pero poco a poco comienzan a separarse y a distinguirse. Sus protagonistas son majas, niños, vendedores ambulantes, que bailan y se divierten: Merienda a la orilla del Manzanares, El Quitasol, El Pelele, etc.
Goya tuvo problemas con los tapiceros, pues el primero no comprendía que fueran cuadros sin más, sino para utilizarlos de referente en la confección de tapices, con todas las dificultades que ellos comportaba, por lo que abandonaría durante bastante tiempo la confección de los mismos. Sus temas preferidos se extraen de la naturaleza: La Vendimia, la Nevada, la Florera, etc. En estas obras encontramos a un Goya colorista y luminoso, de tonos amables y colores cálidos, fiel reflejo del optimismo vital de que caracterizaba esta época de su vida.
 
OBRA DE TEMATICA RELIGIOSA
     No sobresale en este campo, pero posee bellas creaciones como El Cristo crucificado, que guarda gran parecido con el de Velázquez; un cuadro de dibujo académico, carente de emoción.
Las pinturas para la cúpula de la Basílica del Pilar y la ermita de San Antonio de la Florida en Madrid revelan la gran seguridad técnica con la que se movía el artista.


EL RETRATO Y LA HISTORIA    Al mismo tiempo que pintaba cartones para tapices se le encargaron algunos retratos. Goya fue en este campo un pintor de habilidad excepcional a la hora de plasmar la personalidad del modelo y la situación social. Es uno de los pintores que mejor supo captar las transparencias, la ligereza de los tejidos y su volumen.
En los retratos de monarquía se muestra muy crítico. Pintó a Carlos III cazador. Hizo lo mismo con Carlos IV y su esposa. Goya está en cualquier caso lejos de la idealización y muestra la antipatía que algunos personajes le inspiraban.
En La familia de Carlos IV (1800-18001), se autorretratara el mismo, como lo hiciera Velázquez, en lo que es un claro tributo al maestro sevillano. En esta obra, de factura genial aunque de composición sencilla, la familia real es retratada como si se tratara de una instantánea fotográfica. Sobre un fondo sobre el que cuelgan dos enormes lienzos se sitúa el plano en el que aparece la familia real. La riqueza cromática de esta obra es excepcional. Al contrario que los modelos neoclásicos, aquí todo es una explosión de colores, dorados, azules y rojos de vivos contrates. La familia real aparece haciendo ostentación de su lujosa riqueza. Sin renunciar a la fidelidad de los rasgos físicos, Goya penetra en los rasgos psicológicos de los rostros de los personajes.
Los Retratos de la nobleza y a la burguesía fueron numerosos: Los Duques de Osuna y sus hijos, La condesa de Chinchón, La duquesa de Alba, La marquesa de Villafranca, etc. Las Majas son obras polémicas, pues no se sabe a quien representan, aunque algunos estudiosos sostienen que se trata de la duquesa de Alba, cosa improbable dado el estatus de esta aristócrata y las implicaciones que tenía el desnudo en aquella época.

La pintura de género histórico
     La Guerra de la Independencia fue uno de los hechos que más impactaron en Goya. La Guerra era interpretada por él como una sinrazón y se sintió traicionado, en gran medida por las ideas que defendió, puesto que Goya fue un afrancesado, defensor del pensamiento ilustrado que veía cómo los propios franceses eran incoherentes con las ideas de libertad que decían defender.
El Coloso es una de esas obras en las que refleja la premonición de la guerra (un pueblo que huye despavorido ante la presencia de un gigante), anticipando el horror que después mostrará en las pinturas negras. Finalizada la guerra y restablecido Fernando VII en el trono, Goya debió defender su patriotismo, severamente cuestionado por su simpatía hacia los franceses. Pintó, a instancias del ayuntamiento de Madrid, los dos grandes lienzos sobre la guerra de Independencia. En ellos Goya quiso dejar constancia de lo sucedido en Madrid el dos y el tres de Mayo, en la Carga de los Mamelucos y los Fusilamientos de la Montaña del Príncipe Pío.



LAS PINTURAS NEGRAS Y EL GRABADO
 

  Las Pinturas negras fueron pintadas por Goya en 1819 en la casa que compró cerca del Manzanares, conocida como la Quinta del Sordo. En este momento de su vida, la sordera le había llevado a encerrarse en sí mismo creando un mundo personal, desesperanzado, sombrío y sórdido.
Los colores que emplea ahora son el negro, el marrón, los verdes muy oscuros y algún tono rojizo. El dolor y la muerte son temas predominantes. En este sentido se consideran el antecedente del Expresionismo por su recurrencia a la deformación como mecanismo de expresión.
De este momento es el Duelo a Garrotazos (la obra alude a la ignorancia del hombre empeñado en autodestruirse). El Aquelarre es una crítica a la superchería y a la irracionalidad que tanto arraigo tuvieron en España.
En España no existía, hasta la llegada de Goya, una gran tradición en la técnica del grabado al aguafuerte. Los grabados realizados por Goya se agrupan en cuatro series:

-Los Desastres de la Guerra: representa con crudeza las barbaries de la misma.
-La Tauromaquia: Se interesa por la fiesta nacional, a la que era un gran aficionado.
-Los Disparates y Los Caprichos: constituyen una dura crítica a la superstición, la maldad y a la opresión en general, siendo un claro reflejo crítico de la sociedad de su tiempo.

Tras su exilio en Burdeos (Francia), Goya seguirá pintando. Su última obra es La lechera de Burdeos, pintura que es un punto de referencia vital para los impresionistas, por la pincelada suelta. En esta obra los colores primarios están destinados a fundirse en la retina del espectador.




GOYA, LA ENTRADA DEFINITIVA PARA AQUELLOS QUE QUIERAN (Y PUEDAN) PROFUNDIZAR

$
0
0

En el siguiente enlace:




podéis conocer a fondo y de forma exhaustiva toda la obra de Goya. La página, a modo de esposición virtual, está organizada por la Universidad de Zaragoza y la Institución Fernando el Católico de la Excma. Diputación Provincial de Zaragoza para conmemorar el CCL aniversario del nacimiento de Francisco de Goya y Lucientes en la villa de Fuendetodos (Zaragoza, España) en 1746.

GOYA EN VÍDEOS

$
0
0



Un completo video para recorrer la obra de Goya y su peripecia vital. Goya, testigo de su época.

Una pequeña joya sobre "El perro semihundido", la obra más fascinante e inquietante de cuantas realizó Goya.

TODO GOYA EN PPT

¿Y SI GOYA VIVIERA HOY? (una aproximación goyesca a la España actual)

$
0
0

Rafael Algullol publica hoy en el diario EL PAIS una tribuna en la que reflexiona sobre la mirada que Goya proyectaría hacia la España actual; una interesante manera de conocer mejor a Goya y la importancia del contexto en el que se desenvuelve la vida y la obra del artista. 

Si os interesa:

Diez razones para que Goya pinte de nuevo

Es fácil imaginar una prolífica extensión de sus Caprichos y disparates en la sociedad actual

 http://elpais.com/elpais/2012/04/26/opinion/1335436269_037994.html



Postdata: esto lo escribía en abril del año 2012, PERO COMO NADA HA CAMBIADO en este país, sigue siendo aprovechable. 

 


PROPUESTA DE ANÁLISIS DE UNA OBRA DE GOYA.

$
0
0
El rey Carlos IV y su familia.

Los fusilamientos de la montaña del Príncipe Pío

El duelo a garrotazos


La romería de San Isidro

      He aquí una somera representación de la producción pictórica del maestro Francisco de Goya, desde uno de sus retratos cortesanos, el de la familia real de Carlos IV, pasando por uno de sus grandes lienzos patrióticos, los fusilamiento de la Moncloa, hasta desembocar en sus geniales pinturas negras. Elige, al menos, una de las obras y realiza el análisis artístico correspondiente.

ANÁLISIS DE UNA OBRA DE GOYA. LOS FUSILAMIENTO DEL 3 DE MAYO.

$
0
0
IDENTIFICACIÓN Y LOCALIZACIÓN
Se trata de una pintura del pintor aragonés Francisco Goya y Lucientes, titulada El tres de Mayo de 1808 o Los fusilamientos de la Moncloa. Fue pintado en 1814. No se sabe muy bien para que fin fue concebido, aunque todo hace pensar que fue pensado para ser ubicado en alguna arquitectura efímera. Ingresó en el Museo del Prado a principios del siglo XIX( y que es donde actualmente se encuentra), aunque no se expuso hasta 1868, según cita algún catálogo de la época.
Sus medidas son 268 cm. por 347 cm., y su número de inventario es el 749.
El cuadro fue pintado en 1814, seis años más tarde que los acontecimientos que relata y quizás fue pintado a propósito de una propuesta que hizo Goya al nuevo gobierno, que consistía en hacer una serie de retratos que conmemorasen episodios importantes del levantamiento español, en la época de invasión francesa.
ANÁLISIS FORMAL
La pintura está realizada sobre un lienzo utilizando la técnica del óleo.
La composición se divide en dos partes fundamentales; la primera, a la izquierda, la compone un grupo de civiles, unos doce, en distintas posturas; uno se tapa la cara, otros ya muertos yacen en el suelo, otro aparece rezando, otro con los brazos abiertos... La parte de la derecha la conforman un grupo de seis soldados que apuntan con sus fusiles al grupo de civiles que tienen delante. En el lado del grupo de civiles, se encuentra la montaña del Príncipe Pío. Y al fondo, se aprecia una arquitectura perteneciente a la ciudad de Madrid y la negra noche donde se desarrolla la acción, y que cubre el resto de la composición.

Goya utiliza en este cuadro una paleta principalmente oscura, donde predominan la gama de los negros, color de la muerte por excelencia, con importantes mezclas de colores relacionados con la gama del verde. La otra gran familia cromática la forman los ocres y marrones. Sin olvidar el blanco de la camisa del hombre con los brazos abiertos que supone un gran contraste con el resto de la paleta, en su mayoría oscuros. Podríamos decir de esta composición que sigue un "crescendo" cromático que va desde el blanco de la camisa del civil, hasta el negro de algunas vestimentas de los soldados.

Estilísticamente, no podemos olvidar aquí el peso de la escuela tenebrista, que sin duda debió influir en Goya. Así, figuras como Ribalta o Ribera, que tanto arraigo tuvieron en España, y que aquí aún se pueden apreciar. Mas, debido la gran variedad de estilos y tendencias que atravesó Goya a lo largo de su vida, resulta inútil el tratar de englobar en su dilatada carrera esta obra, ya que si tratamos de hacerlo, encontraremos enormes diferencias dependiendo del año en que fue pintada la obra.
Si tuvieramos que englobar esta pintura dentro de un género, la incluiríamos dentro de la pintura histórica, es decir, aquella pintura que narra un acontecimiento histórico. Goya al pintar esta obra, se enfrentó a una ardua tarea, ya que debía adaptar el tema de una matanza a un formato tradicionalmente reservado a reproducir hazañas heroicas, ( recordemos las dimensiones del cuadro, 268 cm. por 347 cm. ).
La ausencia de tradición de la pintura histórica en España y, sobre todo, de cuadros que narrasen algún episodio de la historia reciente, (excluyendo sin embargo las escenas de batalla de Felipe IV para el Salón del Buen Retiro), supuso una gran innovación en este género, aunque no la única, ya que Goya se opone radicalmente al estilo neoclásico, que algunos han llamado " estilo restauración ", y el cual Fernando VII había adoptado, quizás durante su exilio en la casa de Talleyrand, y que en consecuencia los pintores de la corte adoptarían, (José Aparicio, Julio López... ). Este hecho podría pues explicar el por qué no existen comentarios contemporáneos acerca de esta obra y el hecho de que hasta 1872, no se incluyera este cuadro en el catálogo que publicaba el museo.
APROXIMACIÓN AL SIGNIFICADO La obra pertenecía a una serie formada por cuatro pinturas más y de las cuales sólo conservamos dos: el Dos de mayo y el Tres de mayo. Esta teoría, sostenida por Mayer, cita al pintor y coleccionista de obras de Goya, Cristóbal Ferriz, que afirmaba que había otros dos cuadros más, aparte de los anteriormente mencionados, haciendo así un total de cuatro, donde se representaban el levantamiento en el Palacio Real y la defensa del parque de artillería. Encontramos un precedente en este hecho, ya que una serie de cuatro escenas, en una serie de grabados fueron realizadas por Tomás López Enguidanos en 1813. Dicha serie, recoge el levantamiento ante el Palacio Real, el enfrentamiento de los patriotas y los franceses ante la Puerta del Sol, la muerte de Daoíz y Velarde en el ataque la parque de artillería y el asesinato de los patriotas en el Retiro de Madrid.
Otra prueba que daría credito, a la idea que Los fusilamientos de la Moncloa pertenece a una serie, sería una idea de orden lógico, ya que la composición de los dos cuadros que aún se conservan de esta serie, dejan entrever la intención que fueron exhibidos como parte de un friso más amplio y de donde se deduce que el Tres de mayo sería el friso final.
Diversos estudiosos proponen en sus obras como fuente de inspiración de Goya para esta obra, distintos grabados de la época, como es el de La matanza de Boston, de donde Goya pudo recoger la tradición de la imagen del pelotón de fusilamiento. El grabado de Francisco Jordán titulado A las once de la noche del tres de Junio, ( 1812 ), donde un grupo de soldados entierran cadáveres de soldados españoles y que quizás se podría corresponder con la extraña luz del cuadro de Goya. Otro de Zacarías González Velázquez, El tres de Mayo de 1808 ( 1813 ), donde "Una serie de inocentes víctimas atienden la ferocidad francesa empeñados en sofocar el heroismo de los madrileños", y que atendiendo a lo que González escribió en su obra, parece casi una descripción del cuadro de Goya. Incluso hay estudiosos como Robert Hughes, que quiso establecer ciertos parecidos con el cuadro de Velázquez La rendición de Breda, a propósito de la posición de los fusiles franceses.
Nos encontramos delante de una obra de gran importancia visual. Pero vayamos por partes, y enmarquemos esta obra dentro de su momento histórico. El cardenal Luis de Borbón, regente de la época, fue el encargado de preparar la vuelta de Fernando VII y como era habitual, toda una serie de celebraciones fueron organizadas por el regente, ( Monedas, arquitecturas efímeras, procesiones... ), con la intención de reconocer al monarca. Previsto que llegara el monarca a Madrid y jurase constitución de 1812, sin embargo, las intenciones del monarca eran otras, por lo que se dirigió a Valencia con un grupo de sus partidarios, donde publicó un Real Decreto que castigaba a quien reconociese la Constitución de 1812. Un signo de la vuelta a los principios del Antiguo Régimen.
En 1808, con el Motín de Aranjuez, se había iniciado un proceso que derivó en la Guerra de Independencia. El partido fernandino repuso a Godoy , por lo que Carlos IV abdicó a favor de su hijo Fernando, quien buscó el reconocimiento en Murat y al no obtenerlo, se trasladó a Bayona para lograr el reconocimiento de Napoleón, también sin éxito, por lo que Carlos IV dejó España en manos de Bonaparte como jefe político de España. Desde ese momento y hasta 1814, España viviría una situación ininterrumpida de guerra. No fueron estos años propicios para la creación artística, aunque si se multiplicaron las estampas, en muchas ocasiones difundidas desde la clandestinidad, y las cuales recogieron los principales sucesos bélicos, iniciándose así un nuevo género: la sátira política, que sirvió como regocijo y cuyo principal protagonista fue José Bonaparte.
Por lo antes mencionado, y desde Junio de 1808, los acontecimientos fueron analizados con un valor indudablemente religioso. La circunstancia de que Carlos IV abdicara el 19 de Marzo, fue tomado como una referencia de regeneración católica contra el intruso, ateo y demoniaco José Bonaparte. Esta cruzada religiosa se fue consolidando cuando se recordaban los hechos del dos y el tres de Mayo, y los cuales Goya tuvo en cuenta, ya que divide la composición en dos partes. La primera, la de la izquierda, muestra a los héroes anónimos, según tres actitudes distintas:
A ) Personas muertas. B ) Personas atemorizadas ante la llegada inminente de la muerte. C ) El que expresa su valor mirando de frente a sus verdugos.A la derecha se dispone el pelotón de fusilamiento compuesto por rostros anónimos, y que se han venido a llamar la máquina de matar.
Evidentemente la parte izquierda es la que centra el drama. Mucho y muy variado se ha escrito acerca de este grupo, y merece ser señalada la relevancia que adquiere el hombre de la camisa blanca, aquel que no se calla, que no tiene miedo a morir por aquello que cree justo, por sus ideales. Muchos autores han establecido una personificación de este personaje con la figura de Cristo, por lo que no resulta extraño, el que en sus manos encontremos, al igual que en las manos de Cristo, los estigmas de la Pasión: es el reflejo de la muerte de otro inocente en manos de la barbarie, de la sin razón, lo que vendría también a explicar el color blanco de su camisa, ya que el blanco es el color de la inocencia. Nordström, a propósito de la postura que adopta el personaje que está a punto de ser fusilado, escribe en su libro Goya, Saturno y Melancolía, de cómo la postura de este personaje recuerda al Cristo crucificado, el mártir, víctima de su personaje antagonista: el anticristo, y que sería en este caso Napoleón, lo que enlazaría con la idea antes expuesta de que fuera este cuadro una referencia a la renovación religiosa, de la lucha entre el bien y el mal. Incluso menciona la importancia de una señora con un niño en los brazos, y que identifica con la Virgen María.
Goya pretende subrayar la barbarie de la guerra y la tiranía moderna, para lo que establece un contraste entre las pasiones humanas de las víctimas y la eficacia deshumanizadora del pelotón que dispara. Con su cielo oscuro y su lugubre paleta, cuya monotonía sólo se rompe con el blanco farol que refleja su luz en la víctima del centro, en sus pantalones amarillos y en el rojo de su sangre derramada, ofreciendo una morbosa situación de la muerte. No es tampoco casual que aparezcan representados en este cuadro los distintos estamentos de la sociedad, que no quedan a salvo de la llegada del maligno...
Esta obra no pasó sin pena ni gloria a la Historia del Arte, ya que no sólo simbolizó para muchos el coraje y la lucha del español ante las incursiones ajenas, también suspuso un importante manantial de inspiración para pintores de la talla de Manet, con su Fusilamiento del emperador de México, o El fusilamiento de Corea de Picasso (1950), donde una vez más se vuelve a evidenciar la influencia de Goya.
Este comentario ha sido realizado por: Carolina Fábregas Hernández.
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

También podéis consultar otro análisis de la obra en este enlace:
En todo caso no olvidéis las sensaciones que os produjo la contemplación de este lienzo en el Museo del Prado. Para mí es uno de los más claros alegatos contra la guerra que se hayan hecho nunca. Su actualidad y valor simbólico no parece, por desgracia, que sea necesario ser destacada. La sensibilidad de Goya para retratar el horror de la guerra alcanza en esta obra uno de sus momentos culminantes.

EL ARTE CONTEMPORÁNEO: UNA "SOMERA" VISIÓN DE CONJUNTO

$
0
0
Probablemente no están todos los que son, pero lo que sí es seguro es que son todos los que están (ya sé que la cita no es muy original, pero así evito herir la suceptibilidad de algún experto con vocación de notario exhaustivo).
El objetivo de esta diapositiva es ofrecer, de un sólo vistazo, las líneas maestras del arte a partir de Goya.

EL ARTE CONTEMPORÁNEO: UNA INTRODUCCIÓN HISTÓRICA.

$
0
0

MONET . Impresión, soleil sur levant .1872



Introducción (claves):


* Complejidad de este período atravesado por cambios históricos de gran calado como la Revolución Industrial o la Revolución Liberal, que abarcan todo el siglo.
* Cuestionamiento de la esencia de la creación artística: crisis de la concepción tradicional de los estilos artísticos.
* Dos grandes corrientes recorren el siglo: la tradición, encarnada en el arte académico, garante de las esencias históricas de la creación artística; y la vanguardista, cuyo carácter rupturista anuncia el arte del siglo XX.


Algunas referencias cronológicas básicas para no perdernos:
* El siglo arranca, en realidad, en las postrimerías del s. XVIII, cuando estalle la Revolución Francesa (1789 - 1799), y se inicie el largo ciclo de revoluciones liberales (1820, 1830, 148) que transformará radicalmente el mapa político de Europa. Este proceso histórico, que convulsionará a todo el continente europeo, sentará las bases de la Europa de las naciones y el Estado Liberal, consolidando el papel dirigente de la burguesía y enterrando definitivamente el Antiguo Régimen.

* La Revolución Industrial, iniciada en Inglaterra a mediados del s. XVIII, se extenderá de forma progresiva por todo el continente y Norteamérica. Las innovaciones científicas y técnicas, la mecanización de los procesos productivos y la invención de nuevos materiales, será uno de los capítulos esenciales de la aceleración artística que se produce en esta época. Así mismo, las transformaciones sociales que provoca determinarán el desarrollo de una nueva clase social, el proletariado, cuyas condiciones de vida y trabajo, acabarán siendo reflejadas en algunas de las corrientes artísticas de la época.


UNA VISIÓN DE CONJUNTO DE LA CREACIÓN ARTÍSTICAA LO LARGO DEL SIGLO XIX

     La Revolución Industrial y los procesos de transformación económica y social que arrancaron con ella, transformó la sociedad europea del siglo XIX. El crecimiento demográfico y el éxodo rural provocarán a su vez, un gran desarrollo urbano. El rápido crecimiento de las ciudades hará necesario formular un nuevo urbanismo capaz de canalizar la intensa actividad constructiva de esta época. Asistiremos a la búsqueda de una arquitectura adaptada a las necesidades y posibilidades de la nueva sociedad industrial. Paralelamente se recurrió a la recuperación de los estilos del pasado (corriente historicista), a la revalorización de la arquitectura popular (Arts & Crafts) y a la exploración de las posibilidades constructivas de los nuevos materiales (arquitectura del hierro). Como resultado de estos esfuerzos, a finales del siglo XIX, surgieron dos tendencias arquitectónicas que respondían ya a las necesidades estéticas y funcionales de la sociedad contemporánea: el modernismo (Art Nouveau) y la Escuela de Chicago.
Los avances técnicos y científicos del siglo XIX fomentan la confianza en un mundo en continuo progreso. Esta confianza en el futuro favorece la aparición de movimientos que pretendían construir una sociedad más justa (el Socialismo, por ejemplo). Pero el siglo XIX es también el siglo del reiterado fracaso de estos ideales. El ciclo de revoluciones iniciado con la Revolución Francesa (1789) llevó al triunfo de un Estado Liberal muy distinto del que habían soñado los luchadores de la libertad. Las ilusiones de los socialistas utópicos y las esperanzas de la clase obrera se frustran también ante la fortaleza del estado burgués.

    En este contexto histórico de cambios, esperanzas y frustraciones, el arte y los artistas se entregan a una búsqueda de formas nuevas de expresión. Al comenzar el siglo, la nueva clase dirigente, la burguesía, se identificará con el estilo Neoclásico, del que admira el orden racional que en él subyace, frente a los excesos del estilo barroco. Pero la burguesía más progresista, la de talante y aspiraciones democráticas, se inclinará hacia las corrientes románticas, más pasionales. El pensamiento liberal había descubierto al individuo. En su soledad los espíritus encuentran en el espectáculo de la naturaleza el reflejo de sus emociones y sus sentimientos. Aunque las Academias intentarán fijar los criterios del buen gusto, algunos artistas afirmarán su libertad creadora y pondrán al espectador frente a nuevos conceptos estéticos, que sólo algunos genios alcanzarán a expresar cabalmente. La clientela tradicional, la Iglesia y el Estado, ve roto su monopolio con la irrupción de la burguesía y de los marchantes de arte con sus salas de exposiciones. Paradójicamente, con la creciente autonomía creativa de los artistas, se producirá el fenómeno de su progresiva integración en los circuitos del mercado del arte.

    A mediados del siglo, la conciencia de los graves problemas sociales impulsará el desarrollo de la corriente realista. Influido por los ideales positivistas, el realismo trata con despiadada objetividad los temas tradicionales y eleva a categoría artística la vida cotidiana de las clases trabajadoras, ante el escándalo y la incomodidad de las clases dirigentes, más a gusto con las convenciones academicistas y los temas grandielocuentes o históricos. Con esta corriente culmina el largo período durante el cual el arte occidental se ha basado en los principios clásicos de representación forjados y asimilados durante el Quattrocento florentino.

    En el último tercio del siglo algunos artistas romperán con esta tradición y abrirán un proceso de búsqueda de un nuevo lenguaje estético, más acorde con los rápidos cambios que se estaban produciendo en su entorno social. Los impresionistas tratan de hallar el modo de lograr mayor rigor científico inundando el lienzo de diminutas pinceladas de colores puros. En esta época los espíritus más inquietos acuden a París, convertida en la nueva capital artística de Europa. Con su ruptura estética los impresionistas se desligan de las ataduras del pasado y lanzan el reto de lograr una pintura acorde con su tiempo. Este reto, planteado y no resuelto, lo afrontarán los pintores de la siguiente generación conocidos como los Postimpresionistas Sus conquistas serán definitivas. Van Gogh, Gauguin y Cézanne abren los nuevos caminos por los que habrá de desarrollarse la creación pictórica del siglo XX.

   Para aquellos que tengáis interés en darle a esta mirada un cierto fundamento filosófico, podéis leer esta breve pero sabrosa entrada de mi colega y, a pesar de todo amigo, Borja Contreras, en su blog, sobre Nietszche y el arte contemporáneo:NIETZSCHE Y EL ARTE

Se admiten comentarios, aunque sean cruzados y por personas interpuestas.

LA PINTURA DEL SIGLO XIX. EL ROMANTICISMO.

$
0
0
LA PINTURA DEL SIGLO XIX: EL ROMANTICISMO.
El Romanticismo es hijo de un contexto histórico

La Revolución francesa, las guerras napoleónicas que azotan Europa y la crisis interna de los sistemas de Antiguo Régimen, provocan la pérdida de la fe en la Razón. Como reacción, aparece una nueva sensibilidad que se caracteriza por conceder un valor primordial al sentimiento, la exaltación de las pasiones, la intuición, la libertad imaginativa y al individuo. El romanticismo es, ante todo, una manera de sentir.
El Romanticismo se opone al carácter encorsetado de la pintura académica, rompiendo con las reglas de composición. Su temática busca la evasión, los lugares lejanos y las épocas pasadas. Algunas causas como la guerra de la independencia griega gozan de un gran predicamento entre los románticos. Entre sus máximos exponentes se encuentran los franceses Géricault y Delacroix, los ingleses Constable y Turner, que anticipa el impresionismo, y el germano Friedrich.
Los términos “clásico” y “romántico” son utilizados como términos críticos al arte de cada época. A mediados del siglo XVIII, aparece una división entre lo clásico y lo romántico a partir de la obras de Burke y Winckelmann. Los clasicistas creían que el arte debía buscar la noble simplicidad y la sosegada grandeza. Los románticos, por el contrario, creían que el arte debe sustentar emociones. El término romántico tiene diferentes interpretaciones: peyorativas o laudatorias. El término se acuñó a finales del siglo XVIII para definir una nueva actitud artística que quería poner de relieve lo local y lo individual frente al universalismo, y lo emotivo frente a lo racional. Se propugna la experiencia y romper con el arte mimético y las copias.
Aunque los historiadores suelen separar los estilos, lo cierto es que el Romanticismo y el Clasicismo se combinan. El fin podría fijarse con el comienzo del Realismo, aunque resurgían con el Simbolismo.
El Romanticismo es un movimiento artístico y literario que apareció al final del siglo XVIII y principios del XIX, que dio fuerza, emoción, libertad e imaginación a la clásica corrección de las formas del arte, fue una rebelión contra las convenciones sociales. El siglo XIX es políticamente bastante comprometido se producen movimientos independentistas, se desarrolla el nacionalismo, la industrialización, el nacimiento de la burguesía. En el campo del arte se renueva la arquitectura con la aparición del hierro que ofrece nuevas posibilidades y surge la arquitectura utilitaria. También aparece la fotografía que pone de moda la realidad.

MUERTE DE SARDANÁPOLO, 1827. E. DELACROIX. Óleo sobre lienzo.

La pintura romántica: características generales. La pintura romántica rechaza las convenciones neoclásicas y sus rígidas reglas; supone un momento de renovación técnica y estética de importantes consecuencias para el futuro:

• Utiliza diferentes técnicas: el óleo, acuarelas, grabados y litografías.
• La textura comienza a ser valorada en sí misma y aparecen las superficies rugosas junto con las formas más sutiles. La pincelada es libre, viva y llena de expresividad.
Desaparece la línea frente al color. Se recupera la potencia sugestiva del color, liberándose las formas y los límites excesivamente definidos. Es el agente emocional de primer orden
• La luz es importantísima y se cuidan sus gradaciones dando un carácter efectista y teatral.
• Las composiciones tienden a ser dinámicas, marcadas por las líneas curvas y los gestos dramáticos. Algunos autores como Friedrich prefieren esquemas geométricos más reposados.
• En cuanto a los temas lo característico es la variedad, aunque existen características generales sobre el tratamiento de los temas. Surge el exotismo de la memoria de un misterioso y glorioso pasado que incluye desde la antigua Grecia hasta la edad Media, en especial la época gótica. El gótico es el estilo por excelencia. En la pintura se recogen arquitecturas góticas, leyendas, momentos históricos, etc.
El exotismo también en una amplitud geográfica que incluye el mundo desconocido del norte de Africa y la nueva América salvaje. Se descubre Oriente, que ofrece la luz y el color, así como nuevos temas. Por último la fantasía , y sobre todo el drama con un obsesivo sabor por la muerte, la noche y las ruinas, así como por los monstruos y las criaturas anormales.
Otro gran descubrimiento del Romanticismo es la Naturaleza y el cultivo del género del paisaje, que será exhaustivo. Se pintan paisajes fantásticos, imaginativos, de estudio, evocados, etc. El pintor se enfrenta a la realidad del paisaje, salen al exterior. Por ejemplo los paisajistas alemanes, con Friedrich a la cabeza, proponen el paisaje espiritual, que ayuda a la evocación religiosa por medio de su grandeza. Valoran los estados atmosféricos, como la niebla.
También reivindican la individualidad, el culto al individualismo. El artista prefiere su libertad a la de la colectividad. Por eso son pocos los artistas comprometidos. Por ejemplo Delacroix con la “Libertad guiando al pueblo” donde aparecen pintadas por primera vez las barricadas como testimonio de reivindicación política. Aunque, en general, las reivindicaciones son más exóticas, temas de bandoleros como héroes románticos, etc.
Dentro de la individualidad surge una nueva relación entre cliente y artista. Es un trato de igual a igual. Cambian un bien por un bien. El artista ya no es el artesano. Se crean grupos de artistas que trabajan en común sin romper la individualidad, como el grupo Prerrafaelista inglés o los nazarenos alemanes.

LA LIBERTAD GUIANDO AL PUEBLO, 1831. E. Delacroix. Óleo sobre lienzo.

El Romanticismo francés.Théodore Géricault (1791-1842) Géricault es un artista puente que durante su corta vida pasa de su formación neoclásica en el taller de Pier Guérin a un planteamiento romántico y antecesor del realismo.
Eugène Delacroix (1798-1863) Delacroix fue un artista de gran éxito en su época, guardando aún su obra alguna reminiscencia del Clasicismo a la vez que del Romanticismo más claro. Siendo un supuesto hijo de Talleyrand, estudio también con Guérin, especializándose en 1815 en cuadros de grandes dimensiones. Conoció a Géricault en 1817, quien influirá en su pintura. Delacroix estudió a los grandes maestros del Barroco en el Louvre, interesándose por los grandes artistas venecianos y por Rubens y Rembrandt. También conoce la producción contemporánea, especialmente la de los ingleses Bonington y Constable, y la obra de pintores próximos como Wappers, y le influyen Turner y los retratistas ingleses, de Reynolds a Lawrence. En 1825 viajó a Inglaterra, yendo en 1832 a Marruecos, donde se pone en contacto con el colorismo, la sensualidad y la luz de la pintura norteafricana. En 1833 recibe la protección del primer ministro Thiers. En 1847 visita a Corot, pintor realista, a quien admirará, pero seguirá pintando grandes encargos decoraciones y no obras realistas. En estos momentos también le influirá notablemente Poussin. Delacroix escribió un diario, en el que se presentan vínculos con el Impresionismo "las sombras de un objeto son del color complementario a éste". Esta también en contacto con Chopin, a quién retratará, así como con otros músicos.

LLUVIA, VAPOR Y VELOCIDAD, 1844. W. Turner.

El romanticismo inglés. En los últimos años del siglo XVIII, Inglaterra aporta su contribución a la pintura del paisaje romántico a través de las figuras de Constable y Turner. Los paisajes de Constable transpiran autenticidad y verdad. Están llenos de manchas de colores y se preocupa sobre todo por captar los efectos de la luz y las cambiantes condiciones atmosféricas a través de una técnica rápida y precisa. La obra de WilliamTurner expresa la preocupación por el color y la luz, que utiliza de manera revolucionaria al representar los medios por los que el color parece propagarse a través de la atmósfera: niebla, vapor y humo. Con su obra Lluvia, vapor y velocidad, se convierte en abanderado de la pintura moderna. Viajará por Europa, donde le influirá la tradición del paisajismo clasicista. Preocupado por la la luz, que en sus lienzos cobra gran esplendor y que será su objetivo último en el final de su vida, antecediendo al Impresionismo. En cuanto al color, acude al círculo cromático que ya intuyó Delacroix. Al igual que Goethe se preocupó también por la teoría del color, reuniendo en ella un afán científico y humanista.
EL MONJE FRENTE AL MAR, 1808. Friedrich

El Romanticismo alemán La figura más importante Caspar David Friedrich(1774-1840). Friedrich nace en la Pomerania del Báltico en 1774, siendo contemporáneo de Constable. En 1807 empieza a pintar paisajes al óleo, a los cuales les da una apariencia religiosa, mística, teniendo un carácter casi anicónico. Sus paisajes no son panteístas, sino religiosos, apreciándose la influencia del Pietismo (tendencia del Protestantismo) y de la filosofía de Schleyermacher.
La representación de la naturaleza alcanza la expresión más elevada donde el hombre cumple el insignificante papel de espectador frente a la magnitud del paisaje. Algunas de sus obras son Salida de la luna sobre el mar o Viajero sobre un mar de niebla.

EL ROMANTICISMO Y SU EXPRESIÓN PICTÓRICA. ESQUEMAS Y VÍDEOS.

LA PINTURA REALISTA

$
0
0
Atentos a la "revolución pictórica" de estos defensores de los más humildes. ¿Puede el arte cambiar la sociedad? ¡Ellos creían que sí!.


En el siguiente video podéis complementar vuestra visión sobre esta corriente pictórica de mediados del s. XIX:



Y la PPT:


La Pintura Realista Del S. Xix from Tomás Pérez Molina



El Realismo: una breve aproximación.

El realismo Pictórico.

Características Generales.
Durante la segunda mitad del XIX asistimos a cambios  importantes del mundo del arte, se pasará de una pintura realista a otra impresionista que abrirá las puertas de todos los cambios posteriores.
A nivel político es el siglo de las revoluciones burguesas. Durante todos estos años una rica burguesía controla la política y también el gusto artístico a través de los Salones, medio por el que los artistas exponen su obra y se dan a conocer; frente a ella estarán el socialismo y buena parte de la intelectualidad y de los artistas que claman por una mayor libertad.
El realismo reivindica el apogeo de la realidad, la importancia de los temas cotidianos tratados de un modo objetivo sin idealización ni pintoresquismo, frente a los grandes temas del pasado- religión, mitología, alegoría, historia...- . En este sentido el romanticismo les ha abierto las puertas al haber insistido tanto en el paisaje, sin mitos, y en lo popular.
En realidad lo escandaloso de los realistas está en los temas, la manera que tienen de afrontar la realidad ya que la técnica es más tradicional. Se niegan a idealizar las imágenes y el hombre aparece en sus tareas normales. El gusto burgués mira con añoranza las realizaciones más frívolas del arte del Antiguo Régimen y la aparición de las obras de Courbet suponen un provocador revulsivo.

Los pintores realistas.

Courbet(1819-1877).Considera función de la pintura reproducir la realidad tal como es, libre de todo prejuicio filosófico, moral, político o religioso. Obras importantes son El estudio del pintor y Un entierro en Ornans.
Daumier(1808-1879).Realiza grabados y litografías y caricaturas que critican la hipocresía de la monarquía de Luis Felipe. En la pintura al óleo utiliza una pincelada enérgica que da la sensación de abocetamiento. Sus temas reflejan el compromiso y la solidaridad con las clases humildes. como en La lavandera o en el Vagón de tercera.
Millet (1814-1875).Es el primer pintor que nos presenta como exclusivo protagonista de un cuadro al trabajador, pero siempre en actitud resignada y paciente como en el Angelus o El sembrador.
El Paisaje realista. El principal artífice del cambio fue Corot y tras él la escuela de Barbizon, cuyos pintores intentan plasmar en la tela la realidad del paisaje francés. Corot no se deja llevar por la interpretación de la naturaleza propia de los románticos, sino que ve la naturaleza tal como es, no tal como se la imagina. Los paisajes de Corot captan el instante, la luz huidiza, la atmósfera que sabemos que cambia según las horas.  Obras importantes son La catedral de Chartre  y El puente de Mantes.


LA PINTURA IMPRESIONISTA

$
0
0



Los pintores adscritos a la corriente impresionista inauguran la que será la primera ruptura pictórica del arte contemporáneo. Su voluntad artística puede ser resumida en un objetivo, en apariencia, poco ambicioso: captar la fugacidad de un instante. El color y, sobre todo, la luz, siempre cambiante, se convierten en el verdadero sujeto de la obra de arte. Los temas, extraídos del entorno inmediato del pintor, carecen de la ampulosa retórica de épocas pasadas, pero el resultado es de una gran sinceridad por su inmediatez y vibrante cromatismo. Los críticos, más atentos casi siempre a complacer el gusto dominante, no fueron capaces de intuir la profunda revolución pictórica que se cernía sobre el arte occidental. Los impresionistas, más un grupo de amigos o conocidos, que un movimiento artísticos fueron, no obstante, conscientes de su ambición y ruptura, aunque cada uno lo fuese a su manera.


LA RUPTURA CON EL PASADO. IMPRESIONISMO y POSTIMPRESIONISMO

$
0
0

Introducción

El crecimiento capitalista y la industrialización desencadenan un desarrollo sin precedentes que transforman radicalmente a Europa. La concepción de la realidad cambia a un ritmo vertiginoso y todo esto afecta profundamente al arte. Los conceptos de espacio y tiempo se transforman, las comunicaciones son cada vez más rápidas, la fotografía permite ver cosas que el ojo humano no percibía. Ante este mundo cambiante, el arte pictórico de la segunda mitad del siglo XIX ofrece el camino del impresionismo que supone el origen del arte contemporáneo.
Durante el siglo XIX el medio por el que los artistas conseguían su aceptación era a través de los Salones o Exposiciones Nacionales. Para un pintor el no ser aceptado en un Salón suponía su marginación y su fracaso. La decisión de incluir o excluir las obras competía a los jurados formados por autoridades académicas, cuyos criterios se basaban en las tradiciones más conservadoras y se rechazaban las obras originales que suponían una ruptura con el arte oficial. En 1863 se organizó una exposición con las obras que el jurado no había admitido. A esta exposición se la llamó " Salón de los rechazados", (Salon des refusés) entre los pintores que no habían sido aceptados se encontraba Manet; para ellos era una forma de contestar el estancamiento de los salones oficiales, su falta de originalidad. Algunos años más tarde, en 1874, un grupo de pintores organizan la primera exposición impresionista: Monet, Renoir y Pissarro, entre otros. Había empezado la pintura moderna.

EL IMPRESIONISMO
   El Impresionismo nace, pues, como una evolución del Realismo y de la Escuela paisajística francesa de finales del siglo XIX. Se corresponde con una transformación social y filosófica; por un lado, el florecimiento de la burguesía, por otro, la llegada del positivismo. La burguesía, como nuevo fenómeno social, trae sus propios usos y costumbres; unos afectan al campo, que deja de ser lugar de trabajo para convertirse en lugar de ocio: las excursiones campestres. Es el mundo retratado por Monet y Renoir. La ciudad, por el contrario, se convierte en nuevo espacio para la nueva clase social: aparecen los flanneurs, paseantes ociosos que se lucen y asisten a conciertos en los boulevards y los jardines de París. También cobra relevancia la noche y sus habitantes, los locales nocturnos, el paseo, las cantantes de cabaret, el ballet, los cafés y sus tertulias. Es un mundo fascinante, del cual los impresionistas extraen sus temas: en especial Degas o Toulouse-Lautrec. Porque para ellos se han terminado los temas grandiosos del pasado. El positivismo acarrea una concepción de objetividad de la percepción, de un criterio científico que resta valor a todo lo que no sea clasificable según las leyes del color y de la óptica. Según esto, cualquier objeto natural, visible, afectado por la luz y el color, es susceptible de ser representado artísticamente. El cuadro impresionista se vuelca pues en los paisajes, las regatas, las reuniones domingueras, etc. Los impresionistas se agruparon en torno a la figura de Manet, el rechazado de los Salones oficiales y promotor del Salon des Refusés. Ante el nuevo léxico que proponen, de pincelada descompuesta en colores primarios que han de recomponerse en la retina del espectador, el público reacciona en contra, incapaz de "leer" correctamente el nuevo lenguaje. Pero el Impresionismo cuenta con el apoyo de dos fuerzas sociales emergentes: la crítica de arte, que se encargará de encauzar el gusto del público; y los marchands (marchantes), los vendedores de arte, que colocan sus cuadros en las mejores colecciones del país. Las tertulias, los Salones extra-oficiales y el propio escándalo se convirtieron en vehículos propagandísticos del nuevo estilo.
Dicho estilo cuenta como precedente con los paisajistas de la Escuela de Barbizon , dependiente del último Realismo francés. Corot y Millet son las referencias más inmediatas en Francia, apoyados por la innovación de los paisajes de Turner. Esta tendencia paisajista la desarrollaron los integrantes del denominado Grupo de Batignoles, llamados así por vivir en el barrio del mismo nombre. Éstos son Monet, Boudin, Renoir... También toman referencias, especialmente de color y composición, del siglo de Oro español. El japonismo, una moda de la época, añadió su parte a través de grabados que enseñaron a los artistas una forma nueva de ver el espacio y de utilizar los colores planos, sin intentar falsificar la realidad del cuadro con la tercera dimensión. Por último, la fotografía fue otro enlace, aunque no está claro si la espontaneidad de la captación del momento la aprende el Impresionismo de la fotografía o, más bien, ésta es la alumna de aquél. En cualquier caso, el resultado es una pintura amable, ligera, frecuentemente de paisaje, llena de luz y color, con pinceladas muy cortas que a veces dejan entrever el blanco del lienzo. No son cuadros grandes puesto que responden a encargos privados. Están alejados de cualquier compromiso social (casi todos los impresionistas se fueron de vacaciones al campo o a Inglaterra durante la represión de los movimientos obreros de la década de 1880) y no tardaron en ser refrendados por una amplia aceptación social, de esta burguesía que se veía retratada en los lienzos impresionistas, al modo en que el mundo noctámbulo parisino se refleja en el espejo de La barra del Folies-Bergère de Manet.


A modo de síntesis se pueden señalar las siguientes características técnicas y formales:

• Se utiliza el óleo sobre lienzo, principalmente, aunque también el pastel sobre papel.
Nuevos temas: los impresionistas descubren que no existe el tema insignificante sino cuadros bien o mal resueltos. Hacen una recuperación de lo banal que favorece la atención a los problemas formales. Hay una marcada preferencia por los paisajes tanto rurales como urbanos; interesa la captación de lo fugaz- el agua, el humo, aire...-. Son paisajes reales, no compuestos, donde aparecen elementos considerados feos como el ferrocarril, las estaciones,... También hay escenas intranscendentes, de ocio - bailes, tabernas-. Se renuncia los temas "importantes", con mensaje; son la negación del tema.
Nueva valoración de la luz. El color no existe, ni tampoco la forma; solo es real para el pintor la relación aire-luz. De este modo, la luz es el verdadero tema del cuadro y por esto repiten el mismo motivo a distintas horas del día. La calidad y la cantidad de luz (no la línea o el color) es la que nos ofrece una u otra configuración visual del objeto. Esto les obliga a pintar al aire libre y a emplear una factura rápida capaz de captar algo tan cambiante. Los cuadros son muy luminosos y claros.
El color está directamente relacionado con la luz. Utiliza colores claros, vivos y puros que se aplican de forma yuxtapuesta para que la mezcla se produzca en la retina: es lo que se llama mezcla óptica. Con este recurso se gana viveza cromática. Las sombras dejan de ser oscuras y se reducen a espacios coloreados con las tonalidades complementarias, ya que el color se hace más vigoroso acercándolo a su complementario (ej. el rojo y el verde se potencian mutuamente). El negro desaparece por considerar que no existe en la naturaleza por esto el sombreado no se realiza a la manera tradicional coloreando las sombras.
Pincelada suelta, corta y rápida. Para traducir mejor las vibraciones de la atmósfera rehuyen cualquier retoque de las pinceladas y prefieren la mancha pastosa y gruesa. La línea desaparece y son la pincelada y el color los valores dominantes.
El modelado al modo tradicional, con gradaciones de color y luz, no existe y con el tiempo se acabará disolviendo las formas y volúmenes en impactos luminosos y cromáticos.
Pintura al aire libre. Esta proyección hacia los lugares abiertos viene impuesta por la temática pero más todavía por el deseo de " limpiar de barro" los colores, de verlos y reproducirlos puros, y de hallar un correctivo a la composición demasiada mecánica, de pose, del estudio.
Nueva valoración del espacio ilusorio. No hay interés por el espacio que finja profundidad, desaparece la concepción tradicional del cuadro como escaparate o ventana. Se pretende que sea algo vivo, un trozo de naturaleza, por lo que se huye de la perspectiva y la composición tradicional. En muchos cuadros lo llamativo es el encuadre que corta figuras y objetos como el objetivo de una cámara fotográfica.

Los pintores impresionistas.

Manet. Rechaza la tradición académica. Su polémica entrada en el mundo pictórico la realiza en el Salón de los rechazados con su obra El almuerzo sobre la hierba, cuadro que escandaliza al público y a la crítica porque ofrece una visión de la luz y la composición que los ojos de sus contemporáneos no estaban preparados para asumir. La sensación de volumen no se crea a partir del claroscuro y las figuras no se sitúan en un espacio ambiental sino que se funden en él. Otras obras de Manet son Olimpia y El bar del Folies Bergère.

Monet. El más poético de los pintores impresionistas, tiene una concepción fluida de la naturaleza. Uno de los primeros objetivos de Monet es fijar la inmediatez de la sensación visual. Para ello escoge los motivos acuáticos, destacando los efectos de la luz sobre el agua. Su preocupación por las variaciones luminosas según la hora del día le lleva a ejecutar varios cuadros simultáneamente sobre el mismo motivo: La catedral de Rouen, Acantilados,...El cuadro de Monet Impresión: sol naciente, sirve de pretexto para que un crítico irónicamente bautice a este grupo con el nombre de impresionistas.

Renoir. Es al mismo tiempo un revolucionario y un artista con un fuerte peso de la tradición. Con tonalidades fuertes, rojas y amarillas, capta las vibraciones de la luz ondulante entre hojas. Prefiere como motivo al ser humano, sobre todo la mujer, que para él expresa la belleza., así puede admirarse en su obra más famosa Le moulin de la Galette.

Signac. Es despues de Seurat, el representante más destacado de la escuela neoimpresionista o puntillista. Por influencia de Seurat sigue la técnica divisionista, estudiando cuidadosamente los efectos de luces, y llega a veces a superar a su maestro en la luminosidad del colorido. Presidente del salón de independientes, centra su labor principalmente en el paisaje
Degas. Es un impresionista de la forma más que del color. En muchos cuadros la luz brillante de la atmósfera es desplazada por la luz de las candilejas; la irisación de las ondas de Monet es en él brillos de faldas de bailarinas captadas en momentos fugaces. Considera que la forma tiene valor en sí misma y conserva su volumen. Siente especial interés por la figura humana como en sus temas de bailarinas.

Otros: Pissarro y Sisley.
Seurat
. Intenta representar la realidad partiendo de una construcción rigurosamente científica. Se inicia así el llamado Puntillismo o divisionismo. Su técnica consiste en representar la vibración luminosa mediante la aplicación de pequeños puntos que, al ser percibidos por el ojo, recomponen la unidad de las formas y de la luz. Este procedimiento se ve en la obra Un domingo de verano en la Grande Jatte.

EL NEOIMPRESIONISMO

SOROLLA Y EL IMPRESIONISMO

EL POSTIMPRESIONISMO

$
0
0



   En los últimos años del s. XIX el impresionismo se había convertido casi en un nuevo "academicismo". Muchos pintores, que se habían formado en esta corriente, exploraran formas más personales de expresión. Desde el impresionismo radical del llamado puntillismo o divisionismo, hasta las personales explosiones cromáticas de Van gogh, tan vinculadas con sus estados de ánimo y crisis personales, todos ellos abrirán caminos que, más adelante, serán transitados por artistas aún más rupturistas. Las vanguardias artísticas de principios del s. XX nacen de esta irreductible voluntad de crear libremente, sin servidumbres o ataduras del pasado. El arte, por fin liberado, y los artistas, ahora elevados a la categoría de genios creadores, entrarán de lleno en los circuitos económicos del mercado. Galeristas y Museos, además de coleccionistas privados, serán los nuevos mecenas del artista; pero esta vez el proceso se ha invertido: el artista crea, en la soledad de su mundo personal, unas obras que después otros comprarán seducidos por su magia o, con fines algo más prosaicos, con la convicción de que atesoraban un objeto valioso que el tiempo revalorizará.



EL POSTIMPRESIONISMO, UNA EXPLICACIÓN

El impresionismo con su afán por captar la luz del natural había ido disolviendo las formas en su ambiente y todos los elementos del cuadro habían ido perdiendo volumen, dibujo y sentido del espacio. En los últimos años del XIX y principios del XX nos encontramos con unos pintores que partiendo del impresionismo derivan hacia una pintura personal que anuncian algunos de los movimientos pictóricos más importantes del siglo XX. El postimpresionismo supone entre otras cosas una recuperación de la importancia del dibujo y de la preocupación por captar no solo la luz sino también la expresividad de las cosas y de las personas iluminadas. Dos pintores de biografía trágica, TOULOUSE- LAUTREC y VAN GOGH, presiden esta etapa. Frente a MONET, que decía que debía haber nacido ciego y de repente adquirir la visión para poder plasmar de forma pura la luz, sin vinculación a ninguna forma, en las obras postimpresionistas se acomete el análisis de aquello sobre lo que la luz incide.
Toulouse-Lautrec  nace en Albi, y es descendiente de los condes de Toulouse. Una fractura de niño en una caída impide el crecimiento de sus piernas. En el alcohol y en la bohemia parisina intenta olvidar su tragedia. Su cobijo es Montmartre, El Moulin Rouge y El Moulin de la Galette, cabarets donde toma apuntes de las bailarinas y los tipos singulares. Los trazos rotos, nerviosos, especie de síncopas, de abreviaciones inestables de las formas, se combinan con toques coloreados aprendidos en SEURAT, planos cromáticos tomados de las estampas japonesas y sobre todo líneas dinámicas y posiciones instantáneas estudiadas en DEGAS. A los 40 muere, tras un periodo en el que eleva al cartel a la categoría de obra de arte. En sus obras refleja el ambiente de los salones nocturnos: bailarinas, cantantes y prostitutas son sus modelos. En su técnica el dibujo, la captación del movimiento y la carga irónica y caricaturesca es esencial.
El holandés Van Gogh llega a París en 1886, aprende la técnica impresionista, y en febrero de 1888 se establece en Arlés. Plenamente entusiasmado con la luz de la Provenza pinta paisajes y figuras de formas serpenteantes, flamígeras, que traducen su fuego interior. Los cipreses flameantes, los suelos que parecen estremecidos por terremotos, los edificios de líneas retorcidas, constituyen los temas preferidos de su extensa obra, y en sus convulsiones transparenta su turbación de enajenado. Es un apasionado del color como vehículo para expresar las frecuentes depresiones y angustias que padeció. Su pincelada es muy característica, sinuosa, cursiva y espesa; los colores son a veces agresivos con contrastes no frecuentes- amarillo sobre naranja-. Abre las puertas al expresionismo del XX. Sus obras más representativas son: Autorretrato, Noche estrellada, La siembra .etc. En Auvers - sur- Oise pinta sus últimas obras maestras. El 27 de julio de 1890, cuando solo tenía 37 años, se suicida con un disparo de revólver, en un lamentable ataque de locura. Algunos fundamentos de la pintura del siglo XX se encuentran apuntados en la obra del genio holandés.
Paul Gauguin se inicia en el impresionismo con PISSARRO; deja una vida confortable y a su mujer e hijos y se instala pobremente en París y Bretaña; durante algún tiempo convive con VAN GOGH en Arlés; finalmente se traslada en 1891 a Tahití, donde pinta sus series de mujeres tahitianas; es la suya una biografía de renuncias para consagrarse de manera plena a su vocación artística. La luz pierde en GAUGUIN su centro absoluto en aras de una exaltación del color, principio en que se basa dos años después el fauvismo. La fascinación de sus cuadros radica en la calma de las zonas anchas de colores, como si realizara vidrieras, y en sus figuras grandes, contorneadas de manera nítida, cual tallas de madera. Al mismo tiempo renuncia a la perspectiva, suprime el moldeado y las sombras e identifica la sensación de plano igual que en las pinturas japonesas. Así se unen lo que ve y lo que imagina y adquiere el color una intensidad poética excepcional.
Más revolucionario todavía es el arte de Cézanne , en el que se inspiran los grandes maestros del siglo XX. El pintor de Aix - en - Provence no vio reconocido en vida su genio; a partir de 1885, hasta su muerte, vive retirado en la provenza, solitario y desconocido, meditando en las relaciones entre la forma y el color. Superando la representación visual de sus compañeros de las primeras exposiciones impresionistas, CÉZANNE busca en la naturaleza las formas esenciales, que para él son las figuras geométricas, el prisma, la esfera, la pirámide y en consecuencia procede a la cristalización de lo que contempla. En sus paisajes destaca la silueta de los árboles, concebidos como cilindros, de sus casas, cuya geometría arquitectónica resalta mediante el ensamblaje de series de planos, de los caminos con cercas de contornos enérgicos; esta geometrización llega a su grado de máxima racionalidad en La montaña de Santa Victoria. El mismo propósito de subrayar la forma mediante el color, en vez de diluirla como los primeros impresionistas, se detecta en los frutos de sus Naturalezas muertas y en sus cuadros con figuras como Los jugadores de cartas. Un arte tan puro exigía de su creador una entrega apasionada. Su pintura es el punto de arranque del cubismo y ha influido en coloristas como Matisse (Fauvismo).  Los jugadores de cartas, la montaña de Santa Vitoria, son algunas de sus obras más representativas.

Y una PPT:

 
Viewing all 1609 articles
Browse latest View live